The Afghan Whigs – Do To The Beast (2014)

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Trece años atrás The Afghan Whigs se separaban víctimas de tensiones internas y de la falta de un éxito comercial, fácilmente nunca comprensible desde el punto de vista de su calidad, pero sí desde el de la industria discográfica. Elecktra, y más tarde Columbia Records, nunca pudieron encajar al grupo de Cincinatti con un público demandante de escena grunge ávido de guitarrazos y rabia, en lugar de sofisticación y sensualidad que eran las especialidades de las Pelucas Afganas. Siempre más cercanos al soul y al R&B que al rock salvaje, el grupo trató de mantener su personalidad y seguramente por ello acabó convertido en uno de los grupos más reconocidos de la escena alernativa —a toro pasado— de la década de los 90.

Tras su disolución, hemos seguido la pista a Greg Dulli, quien nos ha brindado notables trabajos junto a su amigo Mark LaneganThe Gutter Twins— o bien con otros compañeros —The Twillight Singerspero sin poder borrar el hueco por la pérdida de su grupo original. Es por ello que esta reunión, tras tantos años y con los mares más en calma —si omitimos la renuncia a la reunión del antiguo guitarrista Rick McCollum—, no solo es deseada, sino inapelable.

Do To The Beast retoma casi en el punto final de 1965, pero con un sonido suficientemente contemporáneo y rejuvenecido. El grupo se afana en recuperar toda su amplia paleta de sonidos e influencias, arrancando con el rock en mayúsculas de Parked Outside. Dulli parece mostrarse en un estado de forma espléndido, controlando mejor sus falsetes e histrionismos. Matamoros coge el guante con un lick de guitarra que gira como tornillo enganchándose a la cabeza y con sonidos de cuerdas de Medio Oriente. Más tarde el disco vira con It Kills al terreno del soul, con voces de diva negra, bases sencillas y la instrumentación volcada al piano y los sintetizadores.

Tras una primera mitad sobresaliente, rematada con la balada Algiers, que evoca el western desde su lado más romántico y acomodado, y Lost In The Woods, un tema que se levanta sobre las puntadas de un piano y violines, la segunda mitad se hace mucho más decepcionante. Después de invocar a su lado primigenio pero recurriendo a la electrónica en The Lottery, The Afghan Whigs ya empiezan a dejar muestras de cansancio. Se pierde el fuelle lentamente en orificios pequeños, y los experimentos huelen más a querencias de cara a la modernidad que a la inspiración en las pasiones y las frustraciones. Afortunadamente hay un impulso final con el cierre de These Sticks, crescendo de aires nostálgicos con finales sinergias sinfónicas.

Do To The Beast es capaz de satisfacer al seguidor medio del grupo con un gran surtido de formas y colores, desde el rock al soul, pasando por la electrónica y la balada romántica. Desafortunadamente el disco acaba algo desinflado, pero aún así sigue a la zaga el nivel medio del grupo en los noventa, y superando a los últimos proyectos de Greg Dulli en los últimos tiempos.