Altar of Plagues son una banda irlandesa de black metal que desde sus inicios se mueve por los sonidos más ambientales propios del black metal de factura americana, aprovechando una escena a la que Wolves in the Throne Room dio el pistoletazo de salida. Desde hace unos años dicha escena nos ha dejado algunos de los mejores discos dentro del género, todos ellos deudores de aquel sonido tan característico que Weakling desarrolló hace ya más de una década en San Francisco.
Tras dos EP, Through the Cracks of The Earth y Sol, más crudos y primitivos, se editaba el primer LP de Altar of Plagues, White Tomb, que pese a ser un gran disco pecaba de ser algo incoherente y de tener algunos cambios de registro un tanto forzados en los cuales se pasaba del black metal más afilado y rápido a ritmos lentos y agónicos más propios de bandas como Khanate sin demasiada lógica. Su siguiente pieza, el EP de nombre Tides, demostraba que la banda era capaz de desarrollar un sonido más personal y compacto en el cual conseguían desmarcarse en parte del sonido de Wolves in the Throne Room y dejar de vivir bajo la alargada sombra de la escena yanqui. Con este nuevo trabajo, los irlandeses dan un paso importantísimo, que es el de plasmar esta sensación de que son una banda con personalidad propia (lo que ya se intuía en el anterior EP) sin morir en el intento. Aparte de todo esto, en Mammal encontramos un alejamiento de los sonidos post-rockeros y del sludge que sí estaban presentes en White Tomb y algo menos en Tides.
Algunas de las diferencias que cada vez se han hecho más presentes entre el black metal que tocan Altar of Plagues y las bandas al otro lado el charco son una producción más moderna y limpia, la ausencia de influencia naturalista y de ciertos jugueteos con elementos del folk acústico que sí están presente en bandas como Alda, Fauna o los propios Wolves in the Throne Room. En el apartado vocal, encontramos algo más de variedad: aunque las voces se mueven por tonos rasgados, también exploran momentos más limpios y melódicos, en los que recuerdan más a un lamento que a la podredumbre habitual de los registros más agresivos. Otro de los elementos a destacar es la batería, muy potente y aplastante, la cual compensa lo melódicas y ambientales que son las guitarras y el bajo para que el disco no pierda agresividad. Todos estos elementos están presentes en la mayoría de los temas del disco, todos ellos con una estructura compleja y bien desarrollada, superando los once minutos de duración. El único que presenta una estructura anómala es el tercer corte, When the Sun Drowns in the Ocean, con algunos cánticos fúnebres propios de su tierra en el que tratan de explorar los límites de la música ambiental.
En definitiva, uno de los mejores discos del año y para mí la confirmación de que Altar of Plagues son una banda que aún tiene mucho que decir. Originales, frescos y con un sonido propio a la par que moderno. Sin caer en tópicos ni en esquemas más comerciales y sin perder las características y los ideales de sus primeras obras, avanzan a pasos de gigante creciendo como músicos y siempre mirando hacia adelante pero sin olvidarse de lo que tienen a sus espaldas dentro de un género en el que pese a la radicalidad de ideas y la intransigencia de gran parte del sector, aún hay bandas que tienen cabeza y valor para dejar de copiar lo que se hizo en la década de los noventa pero sin olvidarse de ella.