Autor: Jolocho, en nuestra iniciativa del Día del Espectador
Las disonancias orquestadas y la electrónica ocultista en Mills abren este álbum, sonando más a Book Of Delusions de Burial Hex que a lo que nos tienen acostumbrados los irlandeses Altar Of Plagues. Book Of Delusions suena a black metal sin la parte metal, a dark ambient sin la parte ambient y a gothic rock sin la parte rock. Es el mismo caso que Teethed Glory And Injury: asimila una amalgama de influencias extremas haciéndolas suyas, arrancándolas de raíz de sus creadores originales. El siguiente corte, God Alone, permite que absorbamos las nuevas aristas de la banda: cambios de ritmos bruscos y repetición de fragmentos rítmicos con o sin fills. Da la sensación de estar ante unos Coalesce, igual de enrevesados pero con un vocalista un poco más extremo. Cuando un grupo decide experimentar con su sonido, pueden pasar dos cosas: que el resultado suene cohesionado, y hablemos de otro paso en la evolución de la banda, o que todo el disco resulte una incoherencia, tanto corte a corte como en el seno de su discografía. Estamos ante un primer caso de libro, en lo que son las antípodas de lo que les pasó a Liturgy en su última referencia, Aesthetica.
A Body Shrouded supone otro cambio de tercio, y por ello necesita un párrafo para él solo. Hablamos ahora de un shoegaze casi industrial, no muy lejano al que practican Planning For Burial. El bajo lacera la composición con cada nota, y la sensación de desvarío compositivo está muy conseguida. Y es aquí donde nos ponemos románticos: a partir del minuto 1:36, esto se convierte en The Apostate, en ese post-rock caótico que practicaron Swans en The Seer. La batería, con fraseos circulares a lo Bloodiest, va amortiguando capas y capas de riffs noise lanzados desde las guitarras. El tema finaliza con un tipo de riffeo similar al del segundo tema, que puede recordar a los franceses Deathspell Omega. Pero donde los galos terminan agobiando, tanto por la agresividad del ataque de guitarra y batería tan típica del black metal pasional que se practica en aquellas tierras, los irlandeses consiguen sonar más llevaderos. Todo esto en un tema de cinco minutos, con un grano exquisito que hace pensar en métodos de grabación analógicos. Teethed Glory And Injury está plagado de composiciones cortas, repletas de cuatro o cinco ideas por corte; bien es verdad que hasta ahora nos tenían acostumbrados a composiciones de más de quince minutos, en las que dilataban más un menor número de ideas.
Burnt Year suena marcial e industrial, con el ritmo muy marcado, de nuevo recordando a los Swans, esta vez de los inicios. Las voces se tornan agudas y expresivas para lo que suele ser común en la banda: la desquiciada y experimental escena inglesa, con nombres como Ebonylake, o sus equivalentes galos, Pensees Nocturnes, salen a colación como referentes más cercanos. Nos referimos a ese black metal circense, muy exagerado en su interpretación vocal y con ciertas influencias neoclásicas en la composición. Twelve Is Ruin comienza con un fade out digno del último Merzbow, para dar paso a la marcialidad industrial del anterior tema. Esta idea-fuerza es importante: pese a que prevalece la experimentación en el álbum, no lo hace en una relación de tiranía respecto al concepto de álbum en sí. Todos los temas están perfectamente enlazados, ya sea repitiendo el final del anterior tema o por una introducción breve en la misma tonalidad que el anterior corte. La escucha está pensada para ser circular, si así se quiere. No había escuchado un álbum tan bien encajado y circular desde el debut de los ya mencionados Bloodiest. El resto del tema es post-rock con gusto por la distorsión, hasta que llega el drop: disonancia machacona, la misma del segundo y tercer tema. Hacia la mitad, un interesante muro de noise se eleva sólo para derrumbarse al poco: una manera curiosa de dar paso a un inquietante fragmento ambiental casi chamánico, que recuerda al segmento Setting Out de The Hunt, de los norteamericanos Fauna. Los inicios de A Remedy And A Fever siguen en esa misma línea de black metal norteamericano, sorprendiendo por el arranque folklórico a lo Tahoma, de los también yanquis Alda. Sin duda alguna, el tema que menos arriesga del disco: el estallido hace pensar a uno de los tantos que contenía Mammal, su anterior disco.
Scald Scar Of Water es un tema bastante desbocado, con similitudes al álbum III de los franceses Aosoth. Antes de poder siquiera acomodarnos al riff, el tema muta en un in crescendo de post-rock apocalíptico. La escasa orquestación de fondo y la producción en acústico de la batería vuelven a recordar a The Seer. El free jazz es un elemento que aporta mucho dinamismo al tema, introducido por la mano del bajista. Justo cuando el pulso musical va más encaminado a consolidarse, el tema rompe en quietud ambiental. Quietud que poco a poco va floreciendo a nuevas armonías, gracias a un riffeo conjunto de las seis y cuatro cuerdas que es primo lejano de los creados por Tool en su Undertow. Found Oval And Final sigue estos mismos derroteros, otorgando todo el protagonismo al fraseo circular de la batería, de nuevo posiblemente muy inspirado por los norteamericanos Bloodiest. Reflection Pulse Remains sorprende con un bajo en primerísimo término, marcando algo parecido al groove del tema. Y aquí es cuando la composición recuerda mucho a los post-metaleros Pelican: en concreto, el uso de un fraseo simple de batería para hacer de transición entre fragmentos, como el que podemos escuchar en medio del tema Last Day Of Winter de su The Fire In Our Throats Will Beckon The Thaw. El final es delicioso, con ese trémolo post-rockero que tan bien han sabido fusionar con el black metalero, como sus coetáneos Deafheaven.
El disco más ecléctico de Altar of Plagues es, paradójicamente, el más cohesionado. A algunos, tanta heterodoxia les parecerá una locura a la hora de intentar sacarle un hilo conductor musical. A otros, y me incluyo, nos parece una auténtica maravilla: tanto si contemplamos el mosaico completo de influencias como cada una de sus partes constituyentes. Para una escucha perfecta, los cascos son obligatorios: de cualquier otra manera, no estaríais escuchando el disco sobre el que escribo. Es más que recomendable tener frescos en la memoria tanto el infravalorado No Youth de Wreck And Reference, como The Hunt de Fauna, y hacer un poder para empaparse de los sonidos y estructuras que traen. Porque esto facilitará la escucha del nuevo disco de Altar Of Plagues, aunque no la hará menos terrorífica. Ambos discos están disponibles en los respectivos bandcamp de las dos bandas.
Como colofón, hablar del concepto de música desorientadora que emplea José Carlos Santos en su review del disco para Terrorizer. Con él, engloba a discos en los que sólo las infinitas escuchas y el posterior trabajo del inconsciente para encajar las partes permiten disfrutarlos. Él pone como ejemplos a The Seer, el debut de Pyramids y Ordo ad Chao de Mayhem. Teethed Glory And Injury encaja perfectamente en esa categoría; es, de lejos, la experimentación con black metal más estimulante desde el todavía intrigante MoRT de Blut aus Nord. Ya vendrán los imitadores: y si no, al tiempo. Este disco está disponible vía Profound lore records y Candlelight productions.