Un local en penumbra, una pequeña bombilla incandescente colgando frente a un escenario donde tres figuras envueltas en las sombras dan rienda suelta al caos. Esa es la imagen que ofrece un concierto de Aluk Todolo, quienes se empeñan en tocar siempre iluminados por un solo punto de luz. Una puesta en escena bizarra y única para una de las propuestas más alucinantes de la música extrema y experimental de los últimos años.
Una propuesta que además no es nada fácil de categorizar. Ciertamente es experimental y extrema, pero más allá de estos calificativos abstractos hay pocas etiquetas que se amolden al sonido de esta agrupación francesa, una desquiciada amalgama que bebe del black metal tanto musical como estéticamente, de la psicodelia y el gusto por la repetición del krautrock, y de murallas de sonido infernales y abrasivas de inspiración puramente noise. Al menos tal era la tónica en discos anteriores como Descension, donde cualquier atisbo musical aparecía la mayoría de veces hundido en un abismo de estática y distorsión. En este Occult Rock, tercer larga duración del grupo (o cuarto si consideramos el fantástico album colaborativo del año pasado con Der Blutharsch), cuentan con un sonido más pulimentado y un enfoque mucho más ambicioso que nunca, pues presentan ocho temas que alcanzan unos imponentes 84 minutos de duración, una jugada arriesgada que casi ningún grupo sabría llevar a buen puerto.
Pero el renunciar a esa pátina de ruido no significa ni mucho menos que Aluk Todolo pretenda poner las cosas fáciles al oyente incauto. Por el contrario, los dos golpes de baqueta que abren Occult Rock dan paso a un contundente riff monocorde que golpea con la fuerza de un tren de mercancías pero con más saña, porque las notas de bajo y los blastbeats continuos no dejan de sonar ni un momento durante los diez minutos que dura el tema. Por su parte, las guitarras evolucionan hacia melodías black metal que toman cada vez más protagonismo al emerger de la marea de sonido, y acaban desembocando en un segundo tema donde un riff de factura doom da paso a la faceta más kraut de los franceses, donde bajo y batería mantienen un ritmo mecánico y marcial. Esa es la tónica general de Occult Rock, una amalgama de diversas influencias que Aluk Todolo consiguen conjugar de manera magistral como múltiples cabezas de una sola hidra atacando al unísono.
A lo largo de todo el trabajo, la sección rítmica posee el mayor peso y es sobre esta sólida base de ritmos motorik e hipnóticas líneas de bajo que las guitarras se dejan llevar por multitud de paisajes donde predomina la experimentación ruidosa y la psicodelia reverberada y cubren con creces el hueco que deja la ausencia de voces en todo el album. El hecho de que sea puramente instrumental podría ser suficiente para echar a perder un disco como Occult Rock, en el que la media de los temas se sitúa en los diez minutos, pero Aluk Todolo son capaces de mantener en todo momento la atención del oyente y sumirnos en un trance a base de melodías repetitivas y atmósferas inquietantes, con unas composiciones que por momentos nos envuelven y se enroscan a nuestro alrededor como un monstruo con tentáculos, y que a continuación se transforma en un enjambre de insectos que zumban en torno a nosotros y se cuelan en nuestros oídos.
En Occult Rock no encontramos grandes alardes de melodía ni tampoco progresiones fáciles, y lo dilatado de su extensión puede hacer que más de uno huya despavorido. Pero los que se queden a escuchar se encontrarán con la que sin duda es la obra maestra de Aluk Todolo hasta la fecha, la obra cumbre de una banda que en este momento no tiene par en su labor de reducir el black metal a su mínima expresión y construir con él un engendro cuyo parecido con el original es poco más que mera casualidad.
Occult Rock se puede adquirir en doble LP y doble CD a través de la web de la propia banda o en The Ajna Offensive.
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