El folk es un sustrato prácticamente infinito que toma formas de lo más variadas, e incluso antagónicas: desde el folk tradicional simple en formas y atávico en fondo a bastardizaciones fruto de la modernidad como el neofolk y demás desviaciones postindustriales, el folk es un amplio paraguas donde hay cabida para casi cualquier expresión de la música popular, desde las que se adhieren a sus postulados más puristas a las que no tienen reparos en retorcer y transgredir sus reglas.
En el medio de esta dicotomía se hallan Amps For Christ, el proyecto del ex-Man is the Bastard Henry Barnes, quizá el más extraño de entre toda una constelación de aves raras como son los proyectos que giran alrededor de los míticos MITB. Con Amps el señor Barnes se dedica a provocar choques entre folk y música noise, entre tradición, psicodelia y experimentalismo, y de su mano nos movemos entre pequeñas piezas de distorsión y electrónica ruidosa, capas de cuerdas de inspiración psicodélica y, más notablemente, entre un amplio abanico de versiones folk tradicionales de Gran Bretaña y Estados Unidos traídos a tiempos modernos gracias a ese filtro ruidista (impagables esas interpretaciones de The Blacksmith y The Wife of Ushers Well llevadas prácticamente al chiptune) y a la variada paleta de instrumentos, desde el banjo al sitar y a diversas y esotéricas variaciones de guitarras construidas a mano por el propio Barnes.
La paleta de influencias que se manejan también es extensa y aunque el folk anglosajón domina el humor del disco, en Circuits encontramos desde ocasionales escapadas ruidosas de bajo distorsionado que recuerdan a los mismos Man is the Bastard a temas donde se exploran sonidos indios y orientales, e incluso escuchamos una versión de Janitor of Lunacy, extraída del mítico Desertshore de Nico. Todo ello viene a su vez pasado, como decimos, por el tamiz electrónico que es marca de la casa y que resulta más una actitud en sí misma que una mera influencia: según Barnes la fabricación de los instrumentos es un aspecto fundamental y por supuesto la electrónica no se escapa, tanto el equipamiento como los diversos instrumentos sufren extensas modificaciones para lograr el sonido deseado en cada caso, y el circuit bending y la manipulación sónica constituyen una parte importante del experimento de Amps For Christ.
En definitiva, en Circuits podemos encontrar uno de los planteamientos más interesantes dentro de la música folk actual, uno que indudablemente mira al pasado y la tradición pero que definitivamente no tiene nada de tradicional, y se empeña en subvertir los rígidos esquemas del folk clásico.
El resultado es a partes iguales altamente original, encantador y alucinante, y uno de los mejores choques entre vanguardia y viejos tiempos que se pueden encontrar ahí fuera.