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Antemasque – Antemasque (2014)

Nunca hubiera apostado por ello, pero solo en poco más de un año desde el anuncio de la disolución de The Mars Volta, Cedric Bixler Zavala y Omar Rodríguez-López vuelven a asociarse para su enésimo proyecto, haciendo esfumarse los rumores de las desavenencias entre ambos y del agotamiento de su fuente.

Salir de In/Casino/Out y desembocar en el post-punk

Aquellos que esperasen estructuras poco convencionales, baterías recargadas, y guitarrazos psicodélicos pueden que se sientan algo decepcionados con Antemasque. Su sonido se encuentra completamente en las antípodas, mucho más accesible y enfocado al punk-rock, como si los At The Drive-In del In/Casino/Out, en vez de dar el paso hacia la explosividad de Relationship of Command, hubieran profundizado en los terrenos del post-punk.

Las guitarras de Omar suenan perfumadas e incisivas, envueltas en efectos que retrotraen a los reverbs de los 80, y muy enfocadas en cumplir en su labor de poner los cimientos del trabajo vocal de Cedric, centrado y falto de estridencias. Por su parte, los nuevos compañeros de la pareja de El Paso, nada menos que el bajista Flea y David Elitch, viejo compañero a las baquetas en The Mars Volta, crean un trabajo vibrante y eficaz casi más propio de músicos de estudio, agregando la chispa justa y necesaria para un grupo rock que no busca pesadillas de colores ni alardes, sino construir temas con fuertes ganchos y canciones redondas.

Tan accesible que es difícil no abrirle el corazón

En ningún momento —a su favor decir que el disco es corto— se baja el listón. De hecho, tras serios temazos iniciales rockeros, al ecuador llegan canciones que podrían quedarse en mi cabeza toda la vida como 50.000 Kilowatts donde acaba sobresaliendo un punk-pop incipiente, como un reflejo de The Kinks, o Momento Mori. Hacía mucho que no escuchaba estribillos así. Y qué decir de Drown All Your Witches, balada con aroma tejano, o los momentos oscuros de Providence.

Como suele pasar, la actitud ante la música no es una cuestión unidireccional del artista al oyente, sino que está condicionada a nuestra capación de recepción y entendimiento. Esto posiblemente explique que sin ser un disco espectacular, la nueva asociación de los locos Omar y Cedric hayan dado golpe certero conmigo con la su hasta propuesta más ortodoxa y equilibrada.