Con un ojo puesto en los sonidos clásicos el rock progresivo y psicodélico de los años 60 y 70, Black Mountain han conseguido labrar un próspero y reconocido camino mirando hacia delante.
En éste su tercer hito, podremos encontrar abrasivos y rápidos cortes de hard rock como Lets Spirits Ride o Roller Coaster —ésta última con un zigzageante riff que pareciera llevar el sello del mismo Jimmy Page—, así como abundantes baladas tales como Radiant Hearts o Buried by the Blues. En el punto intermedio tenemos canciones como el blues-rock de The Hair Song, la mística Old Fangs, o Way To Gone, que mezcla las guitarás acústicas con eléctricas de una forma psicodélica.
Cabecearemos sin contemplaciones ante el groove del tema Wilderness Heart. Deliciosas partes vocales nos recuerdan que todavía se siguen haciendo buenas melodías. A pesar de cargar en la recámara suficientes cartuchos para finalizar con una orgía progresiva, prefieren volver a lo seguro al gran estribillo. Lástima que el final del disco baja bastante el listón con dos baladas más insulsas.
Dos cosas hacen que este disco me haya gustado tanto. En primer lugar, esa característica de los grandes discos, que una vez puestos en el reproductor se te adhieren y no eres capaz de soltarlos hasta su finalización. En segundo lugar su equilibrio, tanto en cuanto a las estructuras —en un punto intermedio entre clásico y progresivo—, como a la heterogeneidad intrínseca del disco, gracias especialmente a los acertados contrapuntos de la voz femenina de Amber Webber, que aportan ese tono más delicado en las partes duras. Los puntos débiles que más achaco: que no hayan explotado más la vena progresiva, la escasa duración del disco y un final un tanto flojo.
- The Hair Song
- Old Fangs
- Radiant Hearts
- Rollercoaster
- Let Spirits Ride
- Buried by the Blues
- The Way to Gone
- Wilderness Heart
- The Space of Your Mind
- Sadie