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Bloodhound Gang – Hard-Off (2015)

Si no existieran los tabús no existiría el humor. Al menos no el humor tal y como lo conocemos. La broma más antigua que se conoce tiene más de 21.000 años de antigüedad y en lengua sumeria dice algo así como «algo que nunca ha ocurrido desde tiempos inmemorables; una mujer joven tirándose un pedo sobre las rodillas de su marido». Aunar el humor escatológico y el sexual es una bomba subversiva contra todo establecimiento social decoroso, una arma a medio camino entre lo que Freud llamaba la edad anal del hombre y la destructiva efervescencia adolescente. Jugar con ello es nuestra válvula de escape frente a esa imposición que son las reglas de convivencia social y en último término, una herramienta de comunicación transversal para toda la humanidad. Así, aunque tenga cabida en obras culturales tan relevantes como El Quijote o Cien Años de Soledad —donde Gabriel García Márquez ironizaba sobre el carácter aristocrático de cierto personaje remarcando que cagaba “mierda física”—, siempre ha tenido un lugar marginal en la llamada alta cultura. Declarar abiertamente la filia por Bloodhound Gang podría ser un claro ejemplo de este suceso en el ámbito musical, pero no es así en esta santa casa tan devota hacia la subnormalidad sin filtros.

Acostumbrados a dejar pasar un lustro entre sus últimos trabajos, la salida de un nuevo disco de los norteamericanos no deja de ser un evento. A pesar de quedar apartado de los focos mediáticos —qué lejos queda la popularidad alcanzada con Hooray For Boobies— sigue atrayendo miradas de culpable atracción. Ya sabéis, el estigma de escuchar música seria.

Darle voz a los salidos y a los de la paguita

Nadie que entienda el primer párrafo y la esencia de Bloodhoung Gang podría esperar una madurez musical en sus trabajos. Madurar es un término que está en las antípodas de un señor como Jimmy Pop, que a pesar de rebosar en la cuarentena, sigue vertiendo toda su obsesión sexual y su humor infantil en música hortera y facilona. Aún así, sí que hay que reconocer que Hard-Off viene marcado por tres tendencias estilísticas muy diferenciadas. Por un lado tenemos el pop-rock alternativo a lo Weezer que funciona mucho mejor que en Hefty Fine en temas como My Dad Says That’s For Pussies. Cuatro acordes son más que suficientes cuando tienes un buen gancho. Aderezarlo con unos sutiles tecladitos y falsetes, como en American Bitches y esto es algo refinado. Otras veces los recursos se agotan como Uncool As Me y se echa en falta algún gancho más metalero que nos haga añorar el chándal que guardamos en el armario.

Jimmy Pop, a pesar de rebosar la cuarentena, sigue vertiendo toda su obsesión sexual y su humor infantil en música hortera y facilona

El componente hip-hop queda relegado a temas finales como Think Outside The Box y We’re Gonna Bring The Party To You. Su aparición es poco resultona pero aún así goza de coherencia y de cordura compositiva.

Los temas electrónicos, de un marcado tono eurodance, son capaces de arrancar los mayores guilty pleasures del año. “My rhymes score dimes ain’t nothing you can do / It’s hard to clap with your dick in your hand dude” rapea Jimmy Pop en Dimes, reventando alegatos feministas. El mensaje políticamente incorrecto sigue ahí, al igual que el machismo que lo rebosa todo. Las mujeres representadas en las letras son prostitutas, strippers, actrices porno o directamente chochitos. Follar sin condón es de maricas. Las zorritas de 17 años están como un cañón.

El riesgo de hacer esperar 10 años

Son muchos años en vacío para justificar un regreso a la altura y aún así hay que seguir reivindicando a Bloodhound Gang. Son una banda que nos hace falta para enrasar gustos, borrar elitismos y aprender a reírnos de nosotros mismos. En algunos momentos Hard-Off cae en el barrizal de la música para las masas y empieza a notar los efectos de la impotencia. Se echa en falta un plus de inspiración pero en general el disco sabe mantener un nivel de dignidad aceptable que se ve reforzado por un puñado de hits automáticos que nos hacen sacar al garrulo que todos llevamos dentro.