SuicideByStar

Boris + Russian Circles + Saade. 24/06/2011 (Madrid)

En SuicideByStar si hay algo que amemos más que escuchar música es poder hacerlo en directo. Y cómo buenos fanáticos de la música en vivo no podíamos faltar a la gira europea que están haciendo esa extraña pareja formada por Russian Circles y Boris, que se dejaron caer el pasado día 24 de Junio por la sala Caracol junto a Saade.


Tras estar un rato dando vueltas por la sala comprobando lo cara que es la cerveza en Madrid y el merchandising de Boris (el New Album en CD a 27€ ¿estamos locos?) arrancaron Saade, cuya existencia desconocía hasta ese momento. El dúo dieron un breve concierto donde desplegaron su sonido puramente stoner, y supieron aprovechar los 25 minutos que tuvieron para convencer a los presentes. Directos y con pocas florituras, supieron sonar contundentes a pesar de sólo contar con guitarra y batería. Menos convincente sonó la voz del cantante, que fue mejorando según avanzó el concierto, pero fueron un excelente aperitivo antes de las dos platos fuertes de la velada.


Russian Circles arrancaron ensimismados en una especie de intro bastante engañosa de drone ambiental para empezar a desgranar un setlist basado casi totalmente en los magníficos Station y Geneva. Y digo que la intro fue bastante engañosa porque el trío se dedicó a centrarse en su vena más “potente” dejando a un lado los pasajes más tranquilos de sus composiciones. Durante casi una hora pudimos disfrutar de un concierto donde el protagonismo recayó en el batería (colocado en el centro a la misma altura que el bajista y el guitarrista), que dio toda una lección de técnica y potencia. Además nos dejaron vislumbrar un poco del nuevo disco que editan este año con un tema inédito muy en la línea de sus últimos discos. La única pega es el sonido que tuvieron, que aunque estuvo bastante bien, no le hubiese venido nada mal un poco más de volumen a la guitarra, que a veces se veía eclipsada por la batería, que sonó aplastante. Por lo demás un concierto más que notable, que supo encandilar al público y que concentró los momentos más animados de los tres conciertos.

La noche terminaba con los japoneses Boris, sin duda el grupo que más expectación generaba, y que venía presentando los 3 discos que han sacado este año: New Album, Heavy Rocks y Attention Please. Trabajos muy distintos entre sí, que juguetean con estilos casi inéditos en la discografía del grupo (j-rock, j-pop, electrónica casi bailable, …) y que han generado muchas dudas sobre que tipo de setlist podía traer la banda. Pues bien, la banda decidió centrarse en sus últimas obras, y sólo Statement y My Neighbor Satan (dos temas del Smile, y no precisamente de lo más destacables), 8
(de los singles Heavy Rocks) y 1980 del primer Heavy Rocks.

Por lo tanto tuvimos que aguantarnos con los últimos experimentos de Boris, centrados en su vena más macarra y el pop/rock japonés, géneros en los que la banda suena a cualquier grupo del montón. Especialmente sangrantes fueron los 3-4 temas que cantó Wata, dónde la banda consiguió que bostezásemos de puro aburrimiento, con temas planos a los que no les favorece nada el ser tocados en directo.

Por suerte Boris supo remontar el concierto con los dos mejores temas de su último Heavy Rocks (Aileron y Missing Pieces) que dejaron al público con un buen sabor de boca tras una primera hora que rozó lo nefasto en cuanto a setlist. Los dos temas fueron ejecutados como uno solo con una duración de más de media hora, lleno de melancolía y sentimiento, y con ese toque que sólo los “viejos” Boris saben darle a sus temas. Con el sonido prácticamente perfecto que tuvieron durante todo la noche, los temas deslumbraron a un público que ya daba el concierto por perdido. De haber sido así todo el rato, para un servidor hubiese sido uno de los mejores conciertos que haya podido ver. Y a pesar de tanto garaje y tanto delirio nipón, hay que reconocer que Boris es una banda que roza la perfección en directo, con un dominio de sus instrumentos sobresaliente, y con un Michio Kurihara especialmente inspirado como invitado de lujo.

Y con eso terminó una velada, medio hipnotizados con el magnífico final del concierto de Boris. Podría haber sido mejor, pero también mucho peor.