Nos encontramos ante el octavo larga duración de los alemanes Caliban, un grupo en constante evolución desde que hace ya catorce años (casi nada) editaron su primer EP. En esta ocasión y bajo el título de I Am Nemesis este quinteto nos muestra una vuelta de tuerca más su sonido, acercándose sospechosamente a un metalcore moderno muy similar al de otros grupos que han cosechado relativo éxito con sus discos recientemente.
Caliban se han ayudado para esta grabación de sonidos rítmicos apoyados por samplers al estilo The Devil Wears Prada, y también de coros y pasajes melódicos similares a los que ya han usado Bring Me The Horizon, grupos que recordaremos a lo largo de la escucha de este disco. Las sensaciones que me ha transmitido en consecuencia con lo anterior han sido bastante dispares. Por un lado, el disco tiene solidez y muestra buenas ideas, pero por otro, tengo la sensación de que Caliban disponen del talento suficiente para sacar algo realmente bueno sin necesidad de recurrir a sonidos más de moda. También diría que nos encontramos ante un disco que hubiera tenido mayor repercusión si hubiera sido lanzado por otro grupo apenas conocido.
Echo de menos los ritmos más rápidos y trepidantes que nos mostraron en discos como The Awakening, la oscuridad del The Opposite From Within, o los tintes hardcore del Vent y Shadow Hearts, aunque esto último ya se fue quedando por el camino. Algo destacable y en común con todos sus discos es la inigualable e incansable voz de su cantante, Andreas Dörner, alma del grupo y que sigue realizando un gran trabajo disco tras disco.
I Am Nemesis comienza con un plato fuerte, pues nos encontramos con un primer tema, We Are The Many, donde colaboran Marcus Bischoff (de Heaven Shall Burn), Mitch Lucker (de Suicide Silence) y Benny Richter (de The Mercury Arc) a las voces, con un resultado bastante satisfactorio. Por desgracia. el disco continuará entre ritmos apoyados por samplers y temas descafeinados como No Tomorrow o Edge of Black, donde Caliban parecen rejuvenecer su sonido, pero sin éxito. Para ser justos, también debería destacar algún tema que merezca la pena, pues también los hay en el disco: Deadly Dream muestra un genial trabajo a las voces con unos fraseos bastante pegadizos y expresivos en el tema más cañero de todos; y la última, Modern Warfare, curiosamente la más simple y a la vez más típica de Caliban, contrasta con el resto del disco por transmitir mucho más con mucho menos.
En definitiva, tengo la sensación de que Caliban llevan dos discos seguidos sin sorprendernos, a pesar de intentar evolucionar su sonido. El disco no esta mal del todo y tiene partes disfrutables para los amantes del metalcore. Sigo pensando que es un grupo que funcionaría a la perfección sin esos estribillos melódicos.