He de reconocer que no conozco la trayectoria de Caribou (proyecto del canadiense Daniel Victor Snaith), pero este Swim ha sido uno de los discos que más me han sorprendido en este 2010. Uno de estos descubrimientos tardíos que a veces ocurren, y qué te hacen preguntarte por qué demonios no habías escuchado el grupo recién descubierto.
Caribou (al menos en este Swim) es sinónimo de electrónica elegante y orgánica. Esta música electrónica que te gustaría oír en un garito sofisticado. Música que no te importaría que estuviese algo más alta de la cuenta mientras estas tomando una copa. Música de baile, que lejos de sonar a maquinaria chirriante (aunque sin renunciar totalmente a ella) toma la ayuda de infinidad capas de instrumentos de cuerda, viento o percusión. Aderezado con la voz en falsete del propio Snaith, cantando sobre amores y desamores sobre temas que son puro ritmo.
Y aunque Caribou no deja de ser música de baile, no hay que desmerecer las hipnóticas atmósferas que se construyen entre la abrumadora cantidad de capas de sonido que conforman los temas de Swim. Hipnóticas, con cierto regusto psicodélico, nacen de canciones que parecen de beber de mil estilos a la vez, pero que al unirlos da como resultado algo realmente especial e inédito.
Snaith comentó que con Swim se propuso hacer música de baile que sonase como si estuviese hecha de agua. Creo que no hay mejor frase que resuma a este disco.
Odessa
Sun
Kaili
Found Out
Bowls
Leave House
Hannibal
Lalibela
Jamelia