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Circle of Ouroborus – The «underwater» trilogy (III)

El tercer y final movimiento de la trilogía es, como ahora explicaré, una jugada brillante. La primera parte nos brindó un disco inolvidable de tintes experimentales; la segunda asentó la carrera del dúo con una impecable labor de composición de canciones, con una producción que hacía más disfrutable que de costumbre el resultado. Y es entonces, en este 2013, cuando aparece The final egg. Debido a que los discos han salido cuando la banda lo ha creído necesario, el factor sorpresa ya ha sido en parte mermado. The lost entrance of the just apareció el año pasado gracias de nuevo a Handmade Birds, y fue compuesto y grabado a continuación de esta trilogía. Efectivamente, ya adelantó lo que podríamos escuchar en este capítulo de su obra.

Aurora boreal sónica

Las guitarras tocadas en trémolo que hacían de fondo ambiental (Eleven Fingers) o atmosférico (Abrahadabra) se han fundido en un mismo plano con la guitarra melódica principal y el bajo. Hay que hacer un esfuerzo especial y concentrado para distinguir unas guitarras de otras, y éso a la vez es un matiz que eleva el nivel de las composiciones. Que todas las guitarras suenen en un mismo nivel en la mezcla aumenta la sensación de difusa que ya de por sí tiene su música. Crea una lluvia de espectros luminosos también conocida como aurora boreal, y siento lo exagerado de la analogía pero no creo que exista otra mejor. Penetra en ti en medio de tu estupor, y en parte su escucha contemplativa te eleva en algo parecido a un hilo de esplendor y plena consciencia. Es un instante bello, eterno. De manera sintética, el bellísimo corte «Current» ejemplifica bien ésto de lo que hablo. Pese a que es un corte en el que no hay batería, y las guitarras abandonan todo trémolo para desnudarse en arpegios.

Recapitulación

De alguna manera, Circle of Ouroborus han conseguido aunar el sonido ambiental de Eleven Fingers y la parte artesanal de escritura de canciones de Abrahadabra. Muchos de los temas contenido en este disco, como el que os propongo a continuación, suenan a una risueña mezcla de The Disintegration Loops de William Basinski (el muro de guitarras etéreas) y Joy Division  (la voz atonal, la batería marcial). Como cualquiera de los otros dos discos, éste cuenta con una portada tan hechizada como cautivadora. Idónea para contemplarla mientras lo escucháis en profundidad.

Habréis comprobado que evito hablar todo lo que puedo sobre los temas de cada uno de los tres discos que os he presentado. No quiero ahorraros el viaje: un grupo así merece todo vuestro tiempo, el que le podáis dedicar. Pero tiene que ser el tiempo de un espíritu valiente y aventurero. Nada de ir a tiro hecho acerca de lo que creo que podéis escuchar y sentir. Sed vuestros propios oídos, y no leáis los de nadie más.