Mirar hacia atrás en la historia de la humanidad, comprobar la pura sustancia egoísta, malévola y destructora del hombre, revivir sus atrocidades y asumir la inmunidad ética del poder, de la aceptación del concepto de te hago daño porque puedo hacerlo, hace que nuestra crisis del mundo occidental, la patente corrupción moral y política, no nos engañemos, quede ridiculizada al nivel de hacer trampas al póker. Nuestra visión pesimista sobre el futuro ha existido siempre. “Ya no tengo ninguna esperanza en el futuro de nuestro país” espetó Hesíodo milenios antes que su nación fuera intervenida por la troika europea y volviera al mismo punto de partida. Sorprendentemente, la trayectoria de la justicia social ha seguido un camino ascendente.
Arrojándonos estos feos hechos, comparando al hombre con un mero primate habilidoso, pero reivindicando de la misma forma que existe esperanza, Crippled Black Phoenix trazan el hilo conceptual de su último disco, organizándolo en tres actos: A Thread, The Trap y The Blues of Man. Un disco doble, de una hora y media de duración no es lógicamente algo que pueda condensarse y digerir fácilmente, no obstante, la exuberante profusión de elementos musicales que hay presentes, y principalmente el aumento de la densidad de su sonido — esto es, la fuerza de las percusiones, los temas más guitarreros, y la reclusión de los pocos pasajes ambient a los interludios— facilitan mucho la cuestión.
Tras una olvidable intro con vocoder, aparece el magnánimo The Heart of Every Country. Clásico instantáneo. Rock progresivo que podría ser digno de los mismos Pink Floyd, gracias a los épicos destellos de la guitarra líder y a un teclado que pone el necesario y triste telón de fondo. Los dúos vocales, el contraste de la voz masculina y femenina, aunque no es algo nuevo, es un elemento frecuente en el disco que tiene su primera aparición en Get Down And Live With It. El primer acto cierra con A Letter Concerning Dogs, un corte realmente pesado sobre el que destacan las pinceladas coloristas de guitarra y teclado, y The Brain/Poznan donde el fénix negro vuelve a resurgir con espíritu brillante, la melodía coge fuerza y el sonido se alza grande sobre el contrapunto de los chisporroteos electrónicos y un teclado que otorga un aire dramático al desarrollo.
Es en el segundo acto donde la faceta más stoner y guitarrera de Crippled Black Phoenix tiene su apogeo. Así tenemos la aplastante percusión de Laying Traps, que sepulta la voz a un segundo plano, o el rock “catchy” de Born In A Hurricane que, adornado con trompetas, podría figurar fácilmente en un GuitarHero. “Roll Over” canta Miriam Wolf en Release The Clowns, los slides de guitarra salen a la palestra y mis caderas se balancean con ese olor a sur y desierto. Sinceramente, algún tema de este tipo no habría estado de más en I, Vigilante.
Tras el flolkórico interludio de (What?), aparece el tercer acto, The Blues of Man, en el que predomina precisamente eso, blues lúgubre y progresivo. Si Justin Greaves hace llorar a su guitarra eléctrica de forma apoteósica en A Suggestion (A One Not Very Nice), en (Dig, Bury, Deny) nos deleita con las resonancias de una dobro, confirmando que la clave de este disco está en las guitarras. Los medios tiempos del folk de Operation Micemeat parecen mucho más fieles al tradicional sonido de los ingleses, pero enriquecido por los instrumentos de viento y la dulce voz de Miriam que otorga un cariz onírico a su sonido y que persiste en We Will Never Get Out Of This World. Casi 15 minutos de capas y desarrollos progresivos, violines y teclados sosteniendo melodías, subidas y bajadas, descensos apocalípticos cierran el disco bajo el nombre de Faced With Complete Failure, Utter Defiance Is The Utter Response.
Puede que no sea su mejor disco, pero por fin Crippled Black Phoenix han creado el disco que siempre esperé de ellos. Han dejado de mirar al ocaso para abrir un amplio abanico de enfoques musicales, que con sabia decisión han sabido organizar en tres capítulos que añaden coherencia al todo. Si bien puede que los enamorados de sus endtime ballads prefieran su faceta más intimista y oscura, les encomiendo a dejarse calar por la luz que irradia estas composiciones de arquitectura intachable. Aún cuando no podemos evitar la incertidumbre sobre su evolución en el futuro por la marcha de su vocalista Joe Volk —anunciada poco tiempo después del lanzamiento de este disco—, puedo afirmar sin lugar a dudas, que Crippled Black Phoenix es la propuesta más honesta e interesante del rock progresivo actual.