Crystal Castles (Madrid, 19/02/2013)

Otra vez volvían Crystal Castles a la península, oportunidad para ver a estos locos de la electrónica que, aunque se prodigan en bastante festivales veraniegos, son más esquivos en sala, por lo que la cita era interesante para cualquier fan del grupo dispuesto a verlos en su salsa (sí, a pesar de ser martes, de los 30 eurazos de la entrada y de La Riviera).

Con un público bastante escaso arrancó la velada con DJ David Kano, que se dedicó a pinchar sin demasiada gracia clásicos ochenteros goticorros/industriales (Liaisons Dangereuses, Nitzer Ebb, Bauhaus, e incluso una versión muy caspa de Love Will Tear Us Apart). Vamos, lo que podría haber hecho cualquier otro con un portátil y el Winamp (¡qué digo el Winamp! con el Windows Media Player), porque los temas no eran precisamente joyitas underground, ni las transiciones entre uno y otro estuvieron bien. La verdad es que teniendo en cuenta el precio de la entrada, la organización se podría haber esmerado y traer a otra gente. Unos Suicide of the Western Culture, o algo del estilo.

Una vez pasado el momento verbena oscuro-nostálgica, y con casi media hora de retraso, aparecieron las estrellas de la noche: Ethan Kath y Alice Glass, acompañados de un batería para reforzar la contundencia de los temas de sus tres discos que poblaron el setlist. Con una Alice mucho más calmada que en otras ocasiones (pero más centrada en defender la parte vocal de los temas, lo cual era de agradecer) y un Ethan casi estático detrás de sus cacharros, arrancaron con uno de los temazos de su III: Plague. Con un público al que ya tenían prendado antes de empezar, fueron desgranando durante una escasa hora y pico un setlist que cubrió su escasa pero intensa discografía: cayeron de manera implacable un hit tras otro: Wrath Of God, Sad Eyes, una versión un tanto rara de Alice Practice, Celestica, Crimewave, una salvajísima Doe Deer, la ravera Telepath y alguna versión (Cryptocracy de Houratron y Not In Love de Platinum Blonde). Un público en éxtasis celebró la llegada cada de uno de los temas en un ambiente totalmente festivo, algo curioso teniendo el tono oscuro que suelen tener las canciones de Crystal Castles. Este contraste se reflejaba hasta en el propio escenario, con un efectivo y epiléptico juego de luces presidido por la foto de Samuel Aranda que ilustra su último disco,  mostrando a una mujer vestida con un burka abrazando el cadáver de su hijo.

Crystal Castles tras un momento de parón, volvieron con un par de bises que se antojaron escasos: Intimate y Yes/No (tema que hasta donde yo sé no tiene versión de estudio). Nos dejaron con ganas de mucho más, pero si que es cierto que las sonrisas bañadas en sudor del público daban buena muestra de que aunque corto, los canadienses cumplieron todas las expectativas, con un concierto que salvo ciertos detalles rozó lo sobresaliente. De los fallos, sólo comentar cierto cúmulo de canciones tranquilas a mitad de la actuación, una Alice algo parada (pero que no dudo en lanzarse al público unas cuantas veces) y alguno momento de bola de ruido.

En definitiva, Crystal Castles llegaron a Madrid y ofrecieron un show tal como se esperaba de ellos. Ahora sólo falta repetir en alguno de los festivales que visitarán este verano.