Los fans de los sonidos metaleros más densos nos alegrábamos al saber que una de las bandas claves del post-metal, Cult of Luna, volvían a la capital tras 4 años lejos de la península, para presentar Vertikal, su último trabajo. Además con unos teloneros de lujo: Obsidian Kingdom, banda que el año sorprendió a casi todo el mundo con su enorme Mantiis. Todo ello en la sala Caracol, a día de hoy la mejor que hay en Madrid.
Con una sala lejos de estar completa, Obsidian Kingdom arrancaron con ciertos problemas en su sonido (voces muy bajas y batería muy alta), que por suerte se solventaron cuando pasaron un par de temas. Para suerte de los presentes, el setlist consistió en Mantiis tocado del tirón, algo que a priori era lo natural (el disco está compuesto como si fuese una sola pieza), pero que no sabríamos si podrían hacerlo debido a su presencia como teloneros. Encima del escenario se vio a una banda cómoda, ejecutando sus temas sin fallos aparentes y con una presencia bastante notable para ser una banda tan joven. Mantiis sonó como en estudio: un artefacto de metal extremo progresivo, que no teme en ahondar en géneros muy dispares (desde el black metal al jazz), sabiendo mantener el equilibrio entre ambientes delicados y riffs monolíticos. Especial mención al trabajo en los teclados, que sonaron aún mejor que en el disco (sobretodo en los momentos más grandilocuentes). Ojito con esta banda, si siguen trabajando así en directo y sacando discazos de nivel de Mantiis, se van a convertir en toda una referencia. No os digáis que no os avisamos.
Lo de Obsidian Kingdom estuvo bien, pero lo de Cult of Luna fue de otro planeta. Los suecos salieron al escenario envueltos en humo y con luces que fríos colores (por cierto, siempre cambiando acorde a la música) que recortaban sus siluetas. Con un setlist centrado en Vertikal, la banda arrancó con una potentísima I: The Weapon, para engancharla con Ghost Trail y Finland. Casi nada. Ya en los primeros compases del concierto nos pudimos dar cuenta lo colosales que son Cult of Luna en directo: la banda funciona como una perfecta máquina, encajando el juego de sus 3 guitarras, 2 baterías, teclado y bajo con una precisión que llegaba a dar vértigo. Mute Departure nos mostró lo bien que suenan los temas más calmados de nuevo disco en directo, y Vicarious Redemption (para los más despistados: pieza central de Vertikal, que dura unos 20 minutazos) fue la confirmación de que el grupo apuesta fuerte por su nuevo trabajo. Tras semejante orgía musical, la banda decidió pausar el repaso Vertikal con Owlwood, para continuar con la tranquila Passing Through y cerrar de los temas más destacados de su último disco: In Awe Of. Un poco coitus interruptus lo de no cerrar con un clásico, pero no vamos a negar la calidad del tema.
De poner un fallo a la actuación de Cult of Luna sería su duración, a la cuál un par de temas más no le habría venido mal. Por otra parte, los más avispados se habrán dado cuenta de que no tocaron nada de Salvation, aunque con la cantidad de material de calidad que tiene esta banda, no creo que eso sea un problema de por sí. Está claro que Cult of Luna es una banda que mira para el futuro, y -viendo el setlist- su convencimiento por la calidad de sus últimos discos está más que demostrada. De todas formas, los posibles puntos negativos quedan totalmente eclipsados por la excelente ejecución de la banda, que encima estuvo acompañada de un sonido que si no fue perfecto, poco le faltó.
Por lo demás, una velada de metal pesado sobresaliente, viendo a dos bandas que son pasado, presente y futuro del metal actual. A ver si no tardamos mucho en volver a la Caracol un concierto de semejante calibre.