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Death Cab For Cutie – Codes And Keys (2011)

Después de tres años desde su último trabajo Narrow Stairs, Death Cab For Cutie, la banda de pop-rock indie fichada por Atlantic Records, regresan con un disco que ha sido rápidamente aclamado hasta el punto de ser catalogado como el mejor de su carrera, aunque merece la pena pararse a degustarlo tranquilamente para ver si es cierto.

El propio líder de la banda, Ben Gibbard, adelantó en su momento que para este trabajo había sufrido una gran influencia de Brian Eno, y en verdad se aprecia que en contraste con su anterior trabajo más guitarrero, el grupo ha preferido volver a una esencia más popera, más sobreproducida y con una fuerte presencia de arreglos de cuerda y sintetizadores.

En la primera canción Home Is A Fire se desvela una aproximación bastante electrónica, caracterizada por una estructura relativamente desemembrada, que nos dejará los ecos de su melodía minimalista resonando una y otra vez en nuestra cabeza. Otro de los temas más destacados es el homónimo del álbum, una pieza donde se disfruta de un tejido instrumental sorprendentemente cuidado, donde destaca el aporte de los violines. Nuevos matices llegarán con el infinito loop kraut de Doors Unlocked and Opened, sobre el que se van desatando líneas de bajo y guitarra que progresan hasta un estribillo hipnótico, y uno de los mejores del disco.

You Are A Tourist ejerce satisfactoriamente de single con los pies bien apoyados sobre un atrapante riff de guitarra y curiosos juegos de superposición de voces. Gibbard consigue aquí ponernos sensiblones cantando «when there’s a burning in your heart». El disco llega a la mitad con Unobstructed Views, una canción lenta e hipnótica a base de teclados y bajo, consiguiendo el punto álgido de experimentación en el disco.

Morning Monday recupera el brillo en las melodías con su risueño pop-rock apto para levantar los duros lunes, para pasar a Portable Television en el que se hace uso de un animado ritmo de batería. Underneath The Sycamore vuelve a golpear en el timbre de los estribillos pegadizos, seguido de St. Peter Cathedral, que vuelve a recurrir a la electrónica, creando un final donde se unirán sintetizadores y guitarras saturadas, creando un combinado agitado pero no revuelto. Cerrará Stay Young, Go Dancing con su tono positivo y primaveral para rematar un disco que lo hace a las mejoras cotas alcanzadas por Death Cab For Cutie, y que lo situará seguramente en un buen puesto dentro de su discografía.