Deathspell Omega son una banda francesa que como tantas otras a día de hoy prefiere mantener su música casi desde el anonimato. Siendo uno de los máximos exponentes del black metal más atípico y vanguardista, cierran la trilogía hasta la fecha compuesta por Si Monumentum Requires, Circumspice y Fas – Ite, Maledicti, in Ignem Aeternum con esta tercera placa: Paracletus. Pese a la facilidad para describir la música de Deathspell Omega (black metal chirriante y retorcido con multitud de cambios de ritmo y momentos de caótica rabia incontenida) no resulta tan fácil escuchar su música, que puede llegar a saturar al oyente por la aparente incoherencia de sus temas largos y sin estructura aparente. Personalmente y en la tercera escucha de este Paracletus que nos atañe, creo que han seguido una progresión impresionante, en cada disco de la trilogía han sabido definir mejor su sonido hasta llegar al que para mí es su mejor trabajo hasta la fecha (pese a que tienen un par de EP que me parecen gloriosos pero me saben a poco). Hay quien dirá que se han hecho más accesibles al incluír un par de fragmentos más melódicos en su música, yo soy de la opinión de que es un grupo que no solo no lo necesita sino que han ido siempre por libre y este disco no es una excepción, simplemente hacen la música que les gusta. Lo que sí es cierto es que es su disco más compacto hasta la fecha, han trabajado mucho mejor el conjunto y todo resulta más coherente, en ese sentido es un disco más progresivo y completo, ya que uno de los pocos defectos para mí de sus anteriores trabajos era la extrema inconexión de algunos fragmentos y temas con otros: en lugar de hacer una serie de temas diferenciados este paracletus tiene un sentido de unidad gracias al cual podríamos casi hablar de una única pista de más de cuarenta minutos de duración en lugar de duez cortes aislados y sin comunicación. En resumen: uno de los discos más esperados del año y que no defrauda, ahora solo queda comprobar cómo se mantiene tras las escuchas.