Doominical #028: Discos sorpresa a cholón

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Tenemos que procesar todavía discos como el de Disco Las Palmeras!, Dead Cross, Thou, Twilight, God Is An Astronaut, Grouper o Cecilio G.

  • Tras su triunfal colaboración con Exquirla, Toundra vuelven con Vortex, primer disco no numerado de la banda y que posiblemente sea su trabajo “en solitario” más ambicioso hasta la fecha. Sin dejar a sonar a ellos (para lo bueno y lo malo), se nota que las temas están más trabajados que nunca y destacan los juegos de las guitarras que van fluyendo elegantemente para decorar los temas centrales de las composiciones, siendo mucho mejores las partes más calmadas frente a los clímax que tiran de recursos ya demasiado desgastados. Aún así, Vortex es una agradable sorpresa y un disco que devuelve la ilusión por ver qué harán Toundra en un futuro.

  • Urfaust ha hecho eso que está tan de moda últimamente publicando por sorpresa su nuevo LP The Constellatory Practice. Recuperando de nuevo su faceta más ambiental, que quedaba algo apartada en su anterior disco de tendencias más black y doom, en The Constellatory Practice tenemos a unos Urfaust que miran hacia su propio pasado con composiciones largas y atmosféricas, pero también ahondando en  el sonido rico en teclados místicos de sus referencias más recientes. El resultado es el disco más ambiental y probablemente menos metálico hasta la fecha, pero también uno de los más opresivos y alucinatorios. Así que dale al play, deja tu mente en stand-by y comienza a caer hacia arriba en dirección al abismo.

  • Esperábamos con ganas lo nuevo de Jon Hopkins y ahora que podemos escuchar entero su último disco, Singularity, podemos afirmar que estamos ante otro trabajo sobresaliente de este singular DJ. Decía Jon Hopkins en una entrevista que con Singularity intentaba reflejar sus viajes tomando drogas alucinógenas (tema muy manido, btw), pero hay que reconocerle que este viaje que plantea es una ruta compleja a través de distintos estados de ánimo (eufora, ensoñación, revelación, melancolía) que en ningún momento pierde la tensión y el interés del oyente, a pesar de ejecutar transiciones muy arriesgadas desde la electrónica de club a temas de piano casi desnudos. La jugada es parecida a la de su aclamado Immunity pero esta vez mucho mejor resuelta y con las distintas caras de Jon Hopkins mejor integradas. Lo veremos en muchas listas de lo mejor del año.

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