La idea tras Dweller on the Threshold no es la de un grupo convencional. Detrás de este nombre se encuentran miembros de diversas bandas cercanas al ámbito post-hardcore, sin embargo su alineación no es fija ya que los ocho músicos que la conforman rotan e intercambian sus papeles constantemente, de forma que dos temas del álbum pueden estar interpretados por personas completamente distintas. Esto convierte al debut homónimo de Dweller on the Threshold en un disco donde los géneros chocan y las convenciones se difuminan hasta un punto en el que es francamente difícil poner una etiqueta apropiada a lo que oímos.
Aunque puestos a hacerlo, la etiqueta que más se ajusta a lo que oímos quizás sea algo como folk intimista, pero solamente porque es lo que más abunda a lo largo del disco ya que pronto se le queda pequeña. El álbum comienza con dos temas de estilo similar, guitarras con sabor folk, tanto eléctricas como acústicas, acompañadas de voces ampliamente reverberadas y una batería suave. Incluso el primer tema, (I don’t) Know You llega a sacar brevemente las uñas con unos guitarreos y un final bañado en feedback como un aviso temprano de que no todo en este disco va a ser un remanso de tranquilidad. Un aviso que en su momento no supe reconocer, porque justo cuando aparece el tercer tema, todas las expectativas que me había formado durante los primeros compases de este álbum quedaron destrozadas en el escaso minuto y medio que dura Crumbling House. Aquí el trasfondo post-hardcore del grupo sale a relucir en forma de una descarga de screamo que cumple con todos los clichés del género, guitarras distorsionadas, ritmos veloces y gritos en un tema contundente y conciso que desaparece tan rápido como llegó. Es entonces cuando llega The Drone, que comienza con unos suaves acordes de guitarra acústica para explotar en uno de los momentos de más intensidad del álbum, con un riff ruidoso de factura postrockera que va creciendo en potencia… y que de repente se desvanece por completo. De nuevo el grupo juega a sorprender y terminan el tema de manera abrupta, justo en el momento en que parecía a punto de alcanzar la catarsis.
A estas alturas del disco transluce ya que la intención de Dweller on the Threshold no es el de integrar sus variadas influencias de manera coherente, más bien al contrario, pues arrojan sus ideas sobre la música en una media hora llena de cambios vertiginosos que más de una vez me hicieron acudir al reproductor a certificar que seguía escuchando al mismo grupo. Y sin embargo el resultado global no deja impresión de ser una colección de ideas sin demasiada relación aparente, quizá gracias al hilo conductor de lo acústico y folk (que pese a todo es lo que más abunda), o a la producción más bien lo-fi que le da un cierto sonido casero al conjunto, el album adquiere una especie de coherencia rara que le da sentido al trabajo.
Enemies List Home Recordings se ha convertido en uno de los sellos preferidos, no sólo por ser el hogar de algunos de mis nombres favoritos, como Have a Nice Life o Giles Corey, sino por un modus operandi que prima la calidad sobre la cantidad. Las nuevas referencias de Enemies List aparecen muy espaciadas en el tiempo, probablemente debido también al ajustado presupuesto con el que opera el sello, pero cuando un nuevo disco ve la luz, es casi seguro que se va a tratar de una pieza de música única y cuidada hasta el más mínimo detalle. Otra de las señas de identidad de ELHR es su afinidad por las propuestas más heterodoxas y experimentales, por grupos y artistas que beben de gran cantidad de influencias y no tienen miedo de ponerlas todas juntas para crear algo que se salga del molde. Esto es algo que sin duda se cumple para el autotitulado de los norteamericanos Dweller on the Threshold, probablemente el álbum que más me ha sorprendido este año.
Disponible en LP y descarga digital (pay what you want) en Enemies List Home Recordings.