La sectaria y censitaria política cultural que en España se mantuvo prácticamente hasta el fin de la dictadura y que trató de filtrar todas las corrientes musicales que llegaban desde Europa y Estados Unidos no pudo evitar (al menos totalmente) que durante los años 70 percolara en muchos artistas patrios la influencia de la música progresiva que por aquel entonces Pink Floyd o King Crimson llevaban a la vanguardia. Sería demasiado arriesgado hablar de una escena de prog español, pero sí que podemos hablar del nacimiento de una corriente que partiendo de esa base no tardó en tomar y reclamar como propias las raíces autóctonas, formándose una verdadera fusión del flamenco y el rock progresivo en aquello que muchos llamaron rock andalusí. Si no sabéis de lo que hablo buscad referencias de los primeros Triana, Smash, Imán Califato Independiente, y por qué no, el Sentiments de Iceberg, aunque fueran catalanes y se dejaran caer más al jazz.
El camino se disfruta al andar
Ahora diréis, ¿a que viene esta chapa? ¿es Elevi un grupo de aquella escena? Para nada. Elevi es un grupo onubense que en pleno 2013 nos trae la viva representación actual de este género. Temas como Candela o A Ciegas supuran un alma flamenca con más viveza de la que el grupo llegó a transmitir en su primer disco homónimo de 2007, una joyita nacional claramente infravalorada. Elevi mostraba la cara más alternativa del grupo, recordándome a unos Sou Edipo andalusís. Ahora, dejando atrás la mayor parte de ese rock alternativo para volcarse en su faceta más prog, flamenca y experimental, el grupo ha construido un disco fascinante, un camino cargado de pequeñas pausas, interludios, reflexiones, diseñado para disfrutar andando despacio. No en vano el grupo se tomó 3 años para grabarlo.
Cuando la experimentación es un término bien utilizado
Siendo un cóctel de mil y una frutas, en el que han intervenido tantos instrumentos y colaboradores distintos como aparecen en los créditos de su bandcamp, podríamos pensar —sin haber escuchado el disco—, que la profusión de elementos rallará lo saturante. Nada más lejos, Elevii es un disco que administra la densidad cuidadosamente. En primer lugar, proliferan unos interludios que esconden el verdadero mensaje en el silencio o en la inteligible algarabía de las teleoperadoras sudamericanas intentando captar el interés de los consumidores. Os contaré mi interpretación: Todo es como el disfraz de la comunicación, vemos el continente pero no el contenido. Los árboles nos impiden ver el sol.
La voz de Sevi aparece y desaparece como el Guadiana, y aumentando incluso más si cabe la brillantez a sus letras y su arrastrado estilo aflamencado, la instrumentación es la protagonista. Ahí tenemos los sonidos primarios de la madera de las marimbas en Papiroflexia, o los aires latinos que dejan los vientos de flautas y saxos en el jazz de Papiro. No podría dejar de mencionar La Frontera, donde los ecos de Sou Edipo me hacen cosquillas en el órgano del gozo.
La fusión de todos los elementos es sobresaliente. Fácilmente podemos encontrar las hipotéticas coordenadas de unos Jaga Jazzist ibéricos, o incluso ver similitudes con el intimismo de las baladas de Standstill en temas como Mi Lecho, una pieza que utiliza instrumentos que incluso desconocía y que nos retrotraen completamente a la infancia. Para aquellos que echen de menos las guitarras eléctricas el tema Mi Cuna será el momento más poderoso del disco, aunque rápidamente desemboque en lo que el grupo hace a la perfección: la experimentación y la psicodelia.
Obra póstuma: ¿ahora sí tocará alabarla?
Mucho tiempo había esperado su regreso para luego enterarme de la triste noticia. Elevi no es una banda de la que se pueda encontrar mucha información en la red, por lo que no sabemos los detalles de su disolución. Lo que sí sabemos es que una vez editado su segundo disco (a través de Nooirax Producciones), el grupo ya no existe como tal. ¿Supondrá eso que en futuro puedan ser reconocidos como una de banda de culto? Sinceramente, lo dudo mucho. Quizás solo un puñado de personadas a los que de verdad apreciamos el producto nacional y el valor de la personalidad de las propuestas musicales.