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Entry Level Shit: Introducción al Noise

Con esta artículo iniciamos una nueva sección: «Entry Level Shit«, dedicada a recopilar discos que sirvan de introducción a diversos géneros musicales. En esta primera entrega nos metemos en el peor de los fangos: el noise. ¿Música extrema? ¿Timo? ¿Arte conceptual? ¿Banda sonora para tarados?. Decididlo vosotros mismos con estos 5 discos:

Pharmakon – Bestial Burden

Pharmakon quizás sea la adalid del entry level shit de noise. En 2013 se dio a conocer con Abandon, que mediante un pitchforkazo salió de los marginales y herméticos círculos del género. Un disco de noise ligero (dentro de lo que puede ser el género), con temas distinguibles pero ni mucho menos «comercial». Aún con todo vamos a recomendar su continuación, Bestial Burden: un disco más elaborado y rico, lo suficiente áspero para despellejarte los tímpanos y conceptualmente enfermo (está inspirado en una operación que sufrió y sus experiencias vividas durante la recuperación). Como postre, el disco termina con una deliciosa versión de Bang Bang de Cher que a lo mejor ayuda comprender un poco esto del noise.

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Fuck Buttons – Street Horrrsing

El debut de Fuck Buttons quizás sea uno de los mejores discos para entender el género. Si generalmente la mayoría de proyectos noise cogen al oyente y le meten un bate de beisbol por la oreja sin previo aviso, Fuck Buttons va preparándote poco a poco, esmerándose en el precalentamiento: la violación de tu tímpano va a ser la misma, pero al menos cuando llegue lo gordo ya vas a estar presto. Este concepto de progresión junto a una mayor riqueza instrumental (magnífico y más que adecuado uso de percusiones tribales) hace más fácil comprender que el noise no es ruido sin sentido, sino un mantra de la era moderna que funciona a través de la saturación sensorial.

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Theologian – The Chasms Of My Heart

Puede que Theologian no sean la banda más accesible del mundo, pero sí que su aproximación al género desde el industrial los hace interesantes a la hora de intentar romper las barrera de entrada del noise. Ritmos machacones, percusiones metálicas y ruido estático dominan sus temas, pero sus pocos temas cantados son una bocanada que hacen más llevadero ese descenso a los infiernos que supone escuchar cualquiera de sus discos. Quizás The Chasms Of My Heart no sea su mejor obra, pero se me ocurren pocos temas noise más accesibles que ese All The Hope Is Gone que abre el disco.

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Croatian Amor – Love Means Taking Action

La muy hypeada escena danesa de noise, cristalizada en torno al sello Posh Isolation y su creador, el multifacético Loke Rahbek, es responsable de popularizar un sonido y una estética que, si bien no especialmente original, sí que al menos se ha vuelto reconocible para seguidores y outsiders.

A la cabeza de todo nos encontramos a Croatian Amor, uno de los alter-egos de Rahbek. A lo largo de los años su sonido ha experimentado una evolución paralela a la del propio sello de Posh Isolation, con unas raíces hundidas en el industrial casetero que en cada sucesivo lanzamiento se ha ido refinando en lo que el propio músico llama «bubblegum industrial«, una amalgama de ambient y techno difuminado que captura la atmósfera sensual y apenas recordada de una noche de copas, humo y luces de neón por la ciudad. Puede argumentarse que nada queda de noise en la propuesta actual de Croatian Amor, pero los ambientes permanecen.

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Prurient – Frozen Niagara Falls

Despachar en un par de párrafos a un proyecto como Prurient y un músico como Dominick Fernow es imposible no sólo por su estátus como uno de los nombres más relevantes del género noise sino por la inabarcable y diversa discografía que ha cultivado en los últimos 20 años, tanto bajo Prurient como otra miríada de apodos.

Sin embargo, a lo largo de los años, especialente esta última década, Prurient ha experimentado una evolución hacia sonidos más convencionales (o incluso bailables), lo que no sólo lo ha puesto en el punto de mira de los medios musicales más mainstream, sino que coloca su música en una posición idónea como punto de entrada a los entresijos del noise más duro desde su acercamiento a los sonidos del techno, bajo los cuales la aspereza y agresión de sus orígenes siguen revolviéndose de forma más o menos contenida.

Dejando para más tarde algunas de sus obras más decisivas de harsh noise y power electronics más convencional, tales como The History of AIDS o Cocaine Death, creemos que merece la pena recomendar su última época, representada en trabajos como Frozen Niagara Falls, como primer contacto con Prurient. Este disco en concreto, si bien imponente en su duración cercana a la hora y media, es un compendio enciclopédico de casi todos los estilos que Prurient ha tocado a lo largo de su carrera, en el que encontramos noise puro y duro tamizado por beats techno bajo capas de gritos distorsionados o momentos de ambient (hasta algún resquicio de luminosidad) en los que recuperar el aliento. Un disco complejo y profundamente personal que ha traído para Fernow reconocimiento fuera de los cerrados círculos de la música noise, y en nuestra opinión de forma muy merecida.

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