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Eric Fuentes – Eric Fuentes & El Mal (2011)

Antes de que The Unfinished Sympathy pusiera fin a su trayectoria, Eric Fuentes —cantante y guitarrista de la banda catalana— ya iniciaba su aventura en solitario. Descarrilant y Bahía Paraíso exploraron muchas de las facetas del compositor —acústica, ochentera, electrónica, nostálgica— de una forma más casera; no obstante su tercer trabajo vuelve a estar más centrado en el sonido de su anterior grupo, aunque más rockero y vitaminazado si cabe.

El arranque post-hardcoreta de Growl ya nos pone en aviso de que Eric regresa con las pilas cargadas. Siendo el single del disco, la canción cuenta con un video creado por su hermano, Pol Fuentes, que tristemente fue rechazado en muchas televisiones por una incomprensible asociación con el enaltecimiento del terrorismo. Seguramente malinterpretaron el concepto del disco, la idea de la relativización moral del Mal, con una portada que trata de replantear el concepto en relación a los hábitos de los animales depredadores.

Si algo despierta en mi éste disco es una efervescencia muy veraniega gracias a temas de power-pop tan luminosos como Kickstart My Hopes o Little Wild Girl. El inglés se combina con el catalán, idioma que creo que encaja de perlas en el estilo de Eric, en temas muy guitarreros como Hora Punta En Territorio Enemic y El Pobre Esmolet, y le da un toque muy personal y cercano —incluso para los que no entendemos las letras—.

La rítmica de The Evil Way no puede evitar recordarnos a los Green Day más canallas. Los estribillos pegadizos son una de las especialidades de este artista, y tanto este corte junto con la surfera Rock Is A Full Time Job, conforman seguramente las piezas más memorables del álbum.

La versatilidad de Eric queda demostrada por cómo nos deleita con temas tan emotivos como Odd Girls o Death and Above, donde este polifacético artista lleva su voz fuera de sus giros vocales más acomodados y hace uso del piano para enfatizar una bella melodía. Este instrumento toma gran protagonismo al cierre del disco, tanto en la entrañable Land End como en la desnuda balada I Put My Life Into Boxes. Acadèmia pone fin al disco, con un toque nostálgico y recurriendo de nuevo al catalán.

Mucho más profundo y menos ligero de lo que aparenta su envoltorio pop-rock, cargado de deliciosas melodías y compuesto con las inequívocas señas de identidad de Eric Fuentes, este disco se perfila como un imprescindible entre los discos nacionales de este año, que conseguirá que no echemos demasiado de menos a The Unfinished Sympathy.