Especial VI Aniversario SuicideByStar: ¡Quién te ha visto y quién te ve! (I)

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¡6 añitos!

El sexto año de vida de SuicideByStar es motivo de mucho orgullo entre el staff. A la velocidad que internet fagocita todo lo que surge de sus entrañas no son pocos los desafíos que hay que afrontar, pero los vamos superando todos y cada uno de ellos con mucho esfuerzo y empeño. Y con un bonito látigo de siete colas que el gran jefe Tharandur no duda en empuñar si los niños vietnamitas que escriben los textos firmados por Rememorama se retrasan con las entregas.

No, ahora en serio. Entre otras cosas, SuicideByStar se mantiene porque tú la visitas, tú lees los textos que publicamos. Es a ti, lector, al que le estamos profundamente y eternamente agradecidos, por hacernos caso, por habernos dado la oportunidad de hacer evolucionar un pequeño blog que empezaron unos amigos hasta lo que es hoy SuicideByStar: Una web en constante evolución y que busca ofrecer contenidos de calidad y sobre todo, con toda la variedad posible.

Pero, hey, queremos más. Nuestra meta es seguir manteniendo el espíritu del blog que se inició hace ya seis años, pero la carrera de fondo no concluye ahí. Nos hemos propuesto haceros más fácil interactuar con nosotros. Creemos firmemente que vuestras aportaciones no hacen sino enriquecer un poco más todo el contenido que publicamos, de ahí que decidiéramos integrar los comentarios de la web en el foro.

Por eso como regalo, para daros un empujoncito más para que forméis parte de nuestra familia, desde hoy mismo os traemos un nuevo diseño del foro, más actual, dinámico y limpio.

Pero esto no queda aquí. Más cosas se están cociendo en los hornos de la web, pero aún es pronto y tenemos todo el tiempo del mundo por delante, si vosotros nos acompañais.

Y como viene siendo tradición, además del regalo del nuevo diseño del foro os traemos un nuevo especial. En esta ocasión hacemos un repaso de algunas bandas que nos hicieron ver las estrellas con algunos de sus discos, pero cuya carrera se arrastra ahora mismo cual lombriz por el lodazal.

Hasta el año que viene. ¡Os esperamos!

 

The Smashing Pumpkins

(tharandur)

TheSmashingPumpkins2013

El ego. Ese matador de mil y una carreras musicales prometedoras. Mucho ha tenido que ver en las historias de las bandas que comentamos en este especial. Quizás uno de los casos más exagerados sea el de Billy Corgan y sus The Smashing Pumpkins. Creo que más o menos todos los lectores saben que el inicio de la discografía de los Pumpkins es la puta hostia, especialmente Siamese Dream y Mellon Collie and the Infinite Sadness, discos incontestables, mayúsculos. Elegir entre uno y otro debería ser como elegir entre papá y mamá. Paralela a su exitosa carrera musical, llena de hits que arrasaron en MTV con memorables videoclips, las cosas entre los miembros originales se fueron poniendo chungas, producto de luchas internas aderezadas con muchas muchas drogas y de uno de los mayores egos que parió la efervescente escena noventera del rock alternativo: Billy Corgan, capaz de lo mejor y lo peor: desde soltar perogrulladas como que el Mellon Collie iba a ser el “The Wall para la Generación X” y salirse con la suya; hasta torturarnos con Teargarden by Kaleidyscope, una infumable colección de EPs que debería estar sacando como proyecto en solitario.

Y es que la carrera de The Smashing Pumpkins ha sido muy accidentada desde que lo petasen con Mellon Collie: Chamberlin salió de la banda por su adicción a las drogas, y la banda como trío sacó Adore, un disco que recibió críticas dispares (a mi me parece una maravilla, pero esa es otra discusión), e hicieron en 2000 un “back to the roots” que les salió bastante bien llamado Machina/The Machines of God, con una segunda parte editada pirata por los problemas de la banda con su discográfica. Ese mismo año la banda anunciaba su separación, que hizo suspirar de alivio a sus fans y es que, a pesar de que la calidad de todos sus discos hasta el momento, nubes oscuras planeaban sobre la banda, llena de idas y venidas de miembros y con el ego de Corgan totalmente desatado.

Después de la ruptura, el bueno de Corgan estuvo principalmente concentrado en dos cosas: sacar proyectos en solitario infumables y rajar sobre el resto de la banda y de todo lo que le pareciese. Sorprendentemente, nuestro dictador calvo favorito decidió juntar la banda (sin ningún miembro original) para girar y que terminaría desembocando en un mediocre Zeitgeist, su primer disco en 7 años (con un Chamberlin que no tardaría en pirarse otra vez y dejaría la banda otra vez cuál proyecto solitario de Corgan) Tras ese disco, actualmente la banda editó el año pasado Oceania (un disco que sin ser nefasto, dice poco o nada) y los EPs de Teargarden by Kaleidyscope que rozan lo insufrible.

Poca esperanza le queda a una banda que no es más que un pellejo que le queda muy grande a Billy Corgan, y que actualmente adolece de los mismos problemas que sus proyectos en solitario. Al menos hay planes de reeditar el Machina II a calidad decente. Algo es algo.

El antes:

Y el después:

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Nine Inch Nails

(psicoboy)

NIN-TrentReznor

Uno de los requisitos que se exige para entrar a formar parte del staff de esta web es disponer de un altar donde se venere, con velitas, incienso y esas mariconadas new age, a The Downward Spiral, The Fragile y Broken (También aceptan que se ponga una foto de Reznor, pero sólo hasta el corte de pelo de 2005, aunque no es indispensable). Y a pesar de eso, pocas bandas concitan actualmente sentimientos tan encontrados entre nosotros como Nine Inch Nails. La figura de Trent Reznor, otrora atormentada, misteriosa, y tan frágil como propensa a las adicciones, vive una segunda juventud desde que dio un paso a un lado para quitarse de todo lo malo que conllevaba el vil vicio.

La prueba de fuego con la que Reznor quiso demostrar que podía componer sin recurir a estímulos externos, With Teeth, mostraba su faceta más desnuda, orgánica y minimalista, la respuesta a todo lo exagerado y pantagruélico que supuso su predecesor, el inconmensurable The Fragile. Acostumbrados a los partos largos y tortuosos, dos años después publicaba Year Zero, compuesto básicamente con el ordenador mientras estaba de gira. Fue un paso valiente en su idea (un disco conceptual que habla sobre un futuro a la 1984), atrevido en su presentación (la brillante campaña de marketing retroviral con la que lo dio a conocer), pero que en lo musical acusaba demasiados altibajos entre temas demasiado accesibles o demasiado ruidistas.

A partir de ahí, y hasta el hiato que anunció en 2009, cuesta abajo. Primero se publica un disco de descartes (Ghosts I-IV) que lo mismo te cabreaba por todas las buenas ideas desperdiciadas, que te aburría con la cantidad de paja que llevaba, pero que al ser un disco de sobras (para descargar gratis) pues se dejaba pasar. Y luego, ay, luego llegó The Slip. También era gratis, y su edición física de pago se agotó en cero coma (como el anterior, dicho sea de paso). En ese nuevo trabajo estaban los Nine Inch Nails más toscos y ramplones, y lo peor, los más inofensivos. ¿Sabes cuando ves a alguien sonreír forzosamente para parecer espontáneo y piensas ‘no tío, así no’? Pues eso.

El descanso anunciado sirvió para ver a Reznor refundar a Nine Inch Nails bajo el pseudónimo How To Destroy Angels, y también para iniciar una relación laboral con el director David Fincher, para el que ha compuesto hasta la fecha dos bandas sonoras (The Social Network y el remake de Millenium), basadas en tirar por la senda de los ruiditos y el abuso de los clichés post-Year Zero. Algo que ha cuajado entre un sector de gente/crítica que le ha elevado a los altares (los malos, no los de SuicideByStar) del Olimpo de los compositores, lo que te garantiza lamidas de prepucio infinitas.

Y ahora encima dice que reactiva a los Clavos de Nueve Pulgadas con vistas a publicar un nuevo trabajo. En esta nueva reencarnación estarán el ex-Janes Addiction Eric Avery y Adrian Belew, pero yo es que no lo veo muy claro, ¿eh?

El antes:

Y el después:

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Weezer

(remem0rama)

Weezer

Lavados, empobrecidos, descafeinados, a veces incluso penosos. Así son los Weezer de ahora, un fantasma de su pasado. En los años 90 lanzaron sus mejores obras cargadas hasta los topes de auténticos hits de pop camuflado entre guitarrazos rockeros; estamos hablando de Blue Album y su continuación Pinkerton, su segundo disco donde misteriosamente el grupo fue linchado por la crítica y les acabó arrastrando hacia una primera separación. Aún así, el regreso con la formación renovada con el Green Album fue esperanzador: había chispa para rato y singles con tremendo impacto como Hash Pipe, e incluso aptos para ser radiados hasta la saciedad en la publicidad (Island In The Sun).

Pero a partir de aquí llegó el declive. Maladroit era disco tremendamente guitarrero pero que empezaba a notar los síntomas del cansancio y Make Believe, tres años más tarde, no hizo sino confirmar el declive. A partir de ahí los de Rivers Cuomo tomaron una trayectoria hacendosa, sacando discos prácticamente todos los años, con algún single hermoso —recordemos Troublemaker o Pork and Beans en el Red Album—, pero repletos de relleno y canciones sin alma, donde la inspiración parecía haberse licuado. Raditude me dio bastante vergüenza ajena, por lo que es mejor ni hablar de lo que deparó su siguiente trabajo Hurley, donde la redonda cara del personaje de Lost, Hugo ‘Hurley’ Reyes aparecía en portada como protagonista e inspirador del trabajo, llegando incluso a colaborar en uno de los temas. ¿Qué le pasó a tu buen gusto Cuomo?

El antes:

Y el después:

Continuará…