Hellbound te atrapa en su oscuridad, como la nube más tenebrosa que avanza en una noche de tormenta. Te incita con sus seductores sonidos atmosféricos para después dejarte sumido en la devastación de sus afilados riffs de guitarras, que golpean incesantemente como guadañas bajo el macabro ritmo que marca su batería. Esta es la continua sensación que deja un disco que viene a dar un golpe muy fuerte en la mesa para decir que aún quedan cosas por hacerse en el deathcore. Cosas muy buenas. Fit For An Autopsy son un grupo de Nueva Jersey que se apuntaron a la ola del deathcore hace ya unos cuantos años, aunque nos pararemos en este texto a describir el segundo larga duración desde sus inicios. Con tres guitarras por bandera, un sonido realmente potente y un vocalista de la antigua guardia, veremos que depara este disco.
Tras los inquietantes acordes que marcan el comienzo del disco en The Great Gift of the World es inevitable sentirte indefenso tras la aparición de la increible voz de Nate Johnson, exvocalista de una de las bandas que solían dar guerra hace ya unos años en este género, Through The Eyes of the Dead, quienes nunca me han terminado de agradar pero siempre he respetado. Al hablar de la parte vocal de este disco, deberíamos hacerlo con mayúsculas, en mucho tiempo no veía un trabajo similar en este apartado. La voz de Nate se muestra plena de energía, ocupando todo el sonido posible sin llegar a entorpecer al resto de instrumentos. En ningún momento del disco parece quedarse sin chispa. Con un gutural y expresividad similar a los de Phil Bozeman de Whitechapel (precisamente la idea y el sonido de Hellbound van por la misma línea que ya marcó este grupo), encuentro en Nate Johnson el buque insignia de este trabajo.
Pero este buque no navega solo. De nada valdría si detrás no estuviese apoyado por la música que merece. Instrumentalmente Hellbound se mantiene a un nivel de calidad más que aceptable… pero siempre mejorable en estos grupos. Tienen la costumbre de tejer estrofas bastante estandarizadas, cargadas de breakdowns repetitivos hasta la saciedad para poco a poco llevarte a las mejores partes del disco que en cierto modo compensan lo anterior. Cuando este grupo comienza a brillar de verdad es cuando llevan su sonido hacia los extremos. Cuando intentan darle a su música un aire ambiental con esos característicos acordes de guitarra que oiremos constantemente, por ejemplo, en temas como Tremors o There Is Nothing Here Worth Keeping. El sonido es demoledor cuando además la batería decide lucir el doble bombo, como vemos hacia la mitad de Still We Destroy, emblema de esta obra.
Normalmente, en estos discos suelen aparecer colaboraciones de músicos de otras bandas y en esta ocasión no iba a ser menos. Más aún, en Hellbound estas colaboraciones son un bonus extra, brillando su presencia en varios temas, como por ejemplo la voz de Nate Rebolledo, de Xibalba, en Thank You Budd Dwyer, o la de Vincent Bennett de The Acacia Strain, en Children of the Corn Syrup. También colaboran gente de Impending Doom, Thy Art Is Murder y Upon A Burning Body. Todo muy bien alternado y siempre dando esa sensación de agonía y posesión que tan bien transmite Hellbound.
En definitiva, Hellbound es de los pocos discos de deathcore que me han entretenido de verdad en los últimos años. Está muy bien grabado, me encanta su sonido y aunque su estilo compositivo ha sido heredado de otros tantos grupos similares, considero que Fit For An Autopsy se encuentran muy por encima de la media general del deathcore, cuya tendencia cada vez me parece caer más en picado. No deja de ser un perfeccionamiento de su disco anterior, The Process of Human Extermination, pero creo que el salto es cualitativo. Puede pecar de repetitivo y aunque por lo que he descrito creías que le faltaría ese toque de deathcore “tradicional”, no te preocupes, si eres amante de los breakdowns sin piedad, Hellbound también será tu disco.