Muchas son las sorpresas que este año nos están deparando bandas nuevas o prácticamente desconocidas, como es el caso de Fyrnask. Compuesta por un único miembro que responde al nombre de Fyrnd, tiene origen en Alemania aunque actualmente edita desde el sello sueco Temple of Torturous. Tras Fjǫrvar ok Benjar, una primera demo que pasó prácticamente desapercibida, llega su primer larga duración bajo el nombre de Bluostar, que significa «ofrenda sacrificial» en alemán antiguo.
Musicalmente, Fyrnask son una respuesta al sonido de bandas del black metal americano iniciado hace más de una década por Weakling, tomando su referencia más clara en los cascadios Fauna, aunque europeizando su sonido. A lo largo de los 9 temas y una hora de duración del álbum encontraremos un black metal ambiental con elementos acústicos, interludios ambientales con presencia de unos muy bien elegidos teclados y medios tiempos muy potentes y solemnes, en contraste a cambios de ritmo más rápidos y viscerales. A esta riqueza se añade una alternancia de voces limpias y rasgadas, con predominio de estas últimas y las breves incursiones de voces femeninas en algunos tramos, todo ello adornado por una producción sorprendentemente limpia que lejos de hacer que el proyecto suene artificial da una gran cantidad de matices a las composiciones.
Aunque pueda parecer que Fyrnask carecen de interés por no hacer nada nuevo, encontramos un trabajo muy rico y complejo, gran ejemplo de que se puede hacer algo realmente bueno sin tener por ello que reinventar el género. Los temas son poco predecibles, reservando los dos mejores temas para el final: la épica Ins Fenn y la agónica Bluostar, en la cual abundan los medios tiempos para cerrar con fuerza y velocidad. La temática del disco es compleja: Bluostar significa ofrenda y contiene la raíz bluot, que significa sangre. Este nombre fue elegido debido a que en el disco se describe un ritual en dos partes, una en noruego y la otra en alemán dando puntos de vista diferentes aunque no por ello antagónicos, todo ello con un enfoque muy abstracto que deja lugar al oyente para la interpretación. Esto encaja perfectamente con el sonido chamánico presente a lo largo de todo el disco y que se refleja también en la misteriosa portada a cargo de Robert Høyem.
En resumen, un disco que incorpora muchos elementos ajenos al black metal sin por ello sacrificar la dureza en sus composiciones. Sorprendente de principio a fin y con una complejidad que hará necesarias muchas escuchas para desmenuzar la multitud de detalles de un disco que no tiene que envidiar al legado de otras bandas más consagradas de black metal.