Desde Rómulo y Remo hasta Víctor de Aveyron, ya sea de forma legendaria o real, el concepto del niño salvaje siempre nos ha despertado una serie de sensaciones —muchas veces románticas— que parecieran anhelar la posibilidad de nuestra reconciliación con la Madre Tierra, y a través de ello, un lavado de nuestra corrupción moral en forma de suciedad que dejaría a la vista de todos nuestra naturaleza intrínsecamente benigna.
Puede que, siempre inspirados en la preocupante degradación medioambiental, Gojira hayan querido dejar entrever en el concepto de su quinto disco que todavía nos queda algo de esperanza si cambiamos. En cierto modo este aroma esperanzador se ha transmitido a la perfección en el plano musical a L’Enfant Sauvage, posiblemente el trabajo más melódico de los franceses, dentro de lo que podemos esperar de un trabajo de metal pesado. Si The Way of All Flesh estaba mucho más enfocado al groove y al peso de la rítmica, ya desde los primeros temas de éste apreciamos una mayor cercanía a las melodías vocales en los rugidos de Joe Duplantier y un ánimo general más sereno, una especie de paradigmática tormenta pacífica.
A estas alturas las señas de identidad de los franceses sobresalen más que nunca. Al implacable doble bombo de Mario Duplantier que tan bien acentúa los riffs, ha de sumársele momentos realmente coquetos y hasta delicados en los platos como ocurre en The Axe. Las guitarras por su parte, además de seguir defendiendo su inconfundible estilo de arrastres, armónicos y punteos de falso stacatto, tienen momentos mucho más afables, como en la cuasi-balada Born In Winter. El bajo sigue creando un halo de oscura rotundez, mientras que Joe se muestra más moderado en la utilización de filtros robóticos que en The Way of All Flesh, destacando Liquid Fire o The Fall.
Si hay alguna banda que ha sabido labrarse una personalidad propia en el death-metal ha sido sin duda Gojira, y posiblemente con la claridad que nos da la distancia en el tiempo, podamos valorarlo mucho mejor en el futuro con la muerte de las bandas clónicas. De momento saboreemos L’Enfant Sauvage como lo que es, uno de los mejores discos de metal del año y por supuesto, el disco más lustroso hasta la fecha en la discografía de Gojira.