Gris/Sombres Forêts – Parte I. Introducción

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Parte I.

Gris y Sombres Forêts son dos proyectos de black metal Canadiense que sin embargo siempre se han mantenido al margen de la prolífica escena local. Pese a no contar con una discografía muy extensa, nos han dejado un par de discos más que memorables, partiendo de sonidos clásicos y poco a poco modernizándose sin comprometer la calidad de su obra. Este artículo pretende ser a la vez homenaje y reseña de los dos que más esperaba este año.

Gris

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Gris nace de la mano de Icare y Neptune, concretamente en Quebec. Tras una serie de demos sin excesivo interés, editan Neurasthénie (2006). Si bien el disco no supuso una revolución y se movía dentro de unos parámetros demasiado estandarizados, ya se podía escuchar una clara influencia de Burzum a la que más tarde se le sacaría mejor provecho. Fue en su segundo trabajo cuando Gris realmente demostraron que eran capaces de grabar el que será uno de los discos más relevantes del género jamás grabados, Il Était une Forêt… (2007). Y es que, lejos del que parecía ser el único interés de muchas de las bandas que decían tocar black metal depresivo (esto es, llamar la atención a cualquier coste, cayendo en muchas ocasiones en el ridículo de grabar una música excesivamente histriónica y antinatural), Gris basaron su sonido en el equilibrio de las partes. Il Était une Forêt… no solo ahondaba en los temas a medio tiempo del Filosofem de Burzum (especialmente Erblicket die Töchter des Firmaments) sino que añadía especial peso en las atormentadas voces y los teclados, a la vez que expandía este sonido haciendo hincapié en incluir elementos acústicos, generalmente guitarras y piano. Llevando al extremo el contraste entre estos nuevos elementos y la distorsión rozando el límite se desarrolla un sonido personal y único. O quizás no tan único…

Gris – Il Était une Forêt… (2007)

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Sombres Forêts

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La trayectoria de Sombres Forêts es un caso curioso cuando menos, pues es prácticamente idéntica a la de Gris. En este caso un solo componente, Annatar, al cargo de todos los instrumentos, también residente en Quebec, lanzaría su primera demo en 2006 y ese mismo año Quintessence (2006), su primer larga duración. Pese a ser considerablemente mejor que Neurasthénie, disco de Gris grabado el mismo año, era también un trabajo sencillo y discreto que realmente no aportaba demasiado a un género muy saturado ya por aquellas fechas. Un año después del Il Était une Forêt… vería la luz Royaume de Glace (2008), confirmando que Sombres Forêts no tenían nada que envidiarles. Si bien el disco no era tan brillante como el de sus compatriotas y el estilo era prácticamente el mismo, también conmovía desde los primeros compases, especialmente en temas como La Nuit y sus guitarras acústicas. Por desgracia, Sombres Forêts han vivido siempre un poco a la sombra de sus compatriotas, algo lógico por otra parte pues el salto cualitativo entre su primer y su segundo trabajo no es tan acusado. Lo cual no resta mérito ni hace que Royaume de Glace deje de ser un disco excelente, cuya principal virtud era la de ser más compacto y unitario, eso sí, con un sonido menos llamativo y vibrante.

Sombres Forêts – Royaume de Glace

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Miserere Luminis

Parecía obvio que dos bandas en unas condiciones casi idénticas tenían a la fuerza que estar vinculadas entre sí. De hecho, su amistad se remonta a antes de la creación de Gris o Sombres Forêts. Miserere Luminis iba a ser un split pero por suerte acabó siendo una estrecha colaboración entre los tres y que daría como fruto un único disco al año siguiente, gérmen del sonido actual de ambos conjuntos. Miserere Luminis (2009) es un paso adelante en todos los sentidos, alejándose del black ambiental de corte clásico y profundizando en la vertiente más experimental del sonido de Gris y Sombres Forêts: los temas son más melódicos, con una tendencia incluir elementos acústicos más barrocos y refinados, usando tiempos algo más variados y de nuevo con unos fragmentos de guitarra acústica tremendamente bellos que se intercalaban con algunos riffs ligeramente más disonantes respecto a lo que venían haciendo. Aparecían además multitud de interludios entre lo ruidoso y lo minimalista que servían para encadenar los temas. Aunque el album no llegaba a ser extraodinario, sí demostraban cierto interés en no contar la misma historia de siempre ni quedarse estancado en un sonido primigenio y contaba con un puñado de temas magistrales. Es curioso que este proyecto haya pasado tan desapercibido, sonando tan fresco y original sin renunciar a su pasado ni sus raíces. Además, supondrá un punto de inflexión en el desarrollo del material gráfico de la banda, que a partir de este disco correrá siempre por cuenta de Fursy Teyssier (Les Discrets), que vuelve a demostrarse mucho más ducho a la hora de ilustrar que de componer.

Segunda parte aquí. 

Miserere Luminis – Miserere Luminis (2009)

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