Hellfest Open Air 2012 – Clisson, Francia (Domingo 17/06/2012)

Empezamos por fin el último día con una buena dosis de Year of no Light en The Valley. Desde su Ausserwelt, los franceses son partidarios de un estilo instrumental calificable como sludge atmosférico, aunque a medida que vemos avanzar el album también podemos distinguir partes claramente post-rockeras o más cercanas al drone. Sobre el escenario, el sexteto se encargó de adentrarnos en un viaje a través de las capas de guitarra, una maravillosa explosión de delays y efectos varios marcados por el contundente dúo de baterías. El principio apisonador de Hiérophante merece ser mencionado, así como el posterior deselance con Abbesse. Una obra maestra hecha concierto, perfecto equilibrio entre instrumentos y un sonido acongojante.

En el mismo escenario hacían aparición los “blackgazers” Alcest. La verdad es que fue la vez que mejor sonorizados los he podido presenciar, y Neige y los suyos estaban más entregados en el escenario de lo habitual. El inicio con Autre Temps de su reciente Les Voyages de l’âme fue tranquilito, pero Percées de Lumière y la primera parte de Écailles de Lune fueron los temas encargados de animar sustancialmente la actuación, ambos de su álbum homónimo en el que abunda algo más la crudeza y la voz gutural. Tanto el registro limpio como más rasgado de Neige se seguían viendo favorecidos, las guitarras se distinguían notablemente y el batería también llevó a cabo un buen trabajo. Fue un buen concierto en definitiva, pero personalmente no lo disfruté demasiado: tras la dosis de tralla de YONL este estilo resulta un poco bajón y tampoco encuentro que sea demasiado disfrutable en el ambiente de un festival de estas características.

Lo de los italianos Forgotten Tomb fue ya de otra guisa. Llevan a cabo un característico black metal, combinando densas y ruidosas atmósferas con partes de guitarras melódicas. Sus temas resultan mucho más ricos en directo que en estudio con el plus de que les añaden ciertas variaciones: en el caso de Reject Existence, tema introductor de la presente actuación y de su reciente Under Saturn Retrogade, en el que se realentizó la batería en la parte previa al estribillo, dando un toque más “doom”. Conocido es ya el medley que llevan a cabo con los temas Disheartenment, Alone y Steal my Corpse, una forma original de contentar al público con un fragmento de cada tema o un coitus interruptus en toda regla (yo soy más de la primera opción). Aparte del tema anteriormente mencionado su último trabajo no es demasiado de mi agrado, así que agradecí temas como Solitude Ways de su mítico Songs to Leave y A Dish Best Served Cold, de Negative Megalomanía. Herr Morbid hizo justicia a su voz, y el nuevo guitarrista A. estaba lo suficientemente integrado en el escenario como para no quedar mal frente al bajista Algol, que en ocasiones parece más el frontman que el propio vocalista. Un poco más de presencia en la guitarra melódica no hubiera estado mal, pero el repertorio concluyó con un muy digno resultado.

Otra de mis más esperadas actuaciones era la de los doomsters Pentagram en The Valley. Andaba cruzando los dedos tras la caída de su actuación en la edición de 2009, pero qué mejor manera de enmendarlo que dando pie al escenario con Death Row y All Your Sins, del mitiquísimo Relentless. Ambos temas sumieron en éxtasis al numeroso público de la carpa The Valley, y desde un inicio Bobby Liebling mostró con creces que sus cuerdas vocales siguen en plena forma tras sus nebulosos antecedentes, con sus sinuosos movimientos, perturbadoras expresiones faciales y la melena al viento. El repertorio fue casi íntegro de clásicos, no tardaron mucho en caer Forever my Queen y Sign of the Wolf (Pentagram), tema que por excelencia define a la banda. De su último Last Rites únicamente tocaron Into the Ground, y casi sin darme cuenta ya se retiraban del escenario tras la exhibición de riffs protagonizada por Victor Griffin en temas como Relentless y Dying World, pero volvieron tras el gran aclamo del público para finalizar la actuación con Wartime. Todo un recital de doom en vivo pese a los años, buen sonido y temazo tras temazo, ¡poco más se pede pedir! Otro de los conciertos del top de cabeza.

El nombre de Ihsahn es bien conocido, tanto por su labor en los míticos Emperor como por su proyecto homónimo en el que explora sendas más progresivas y experimentales. No tengo demasiado asentado su trabajo, pero la ocasión lo valía. Lo primero que llamaba la atención era la cantidad de gente e instrumentos que había en el escenario, más tarde supe que se trataba de los Leprous, que le acompañan en los directos. El joven conjunto llevó a cabo un trabajo excelente en la compleja instrumentación, aunque el saxo por sampler restó quizá un poco de encanto al asunto y tampoco vi demasiado favorecida la voz limpia. Pudimos disfrutar temas de su reciente Eremita, sin dejar de lado el ya clásico Called by Fire o trabajos posteriores como Scarab o Unhealer. Todo un espectáculo de virtuosidad para aquellos que lo aprecien, sin duda estamos frente uno de los compositores más creativos y con más talento dentro del género.

Sintiéndolo por The Obsessed mi siguiente elección fue Suffocation, su directo es tan acojonante que no pude hacer otra cosa que quedarme durante toda la actuación en The Altar desde el increíble inicio con Thrones of Blood. Brutal death metal técnico ejecutado de manera inigualable, un no parar continuo por parte del conjunto estadounidense. El insaciable Frank Mullen encabezaba la locura con su gutural de ultratumba, sin parar de agitar la cabeza ni cualquier extremidad de su cuerpo a ritmo de las complejas composiciones ejecutadas por sus compañeros y el taladrante doble bombo protagonizado por Dave Culross. El moshpit fue la delicia entre el público viendo este derroche de energía en el escenario, es evidente que el grupo realmente disfruta tocando y el contagio de esta sensación es inevitable en la asistencia. Abundaron temas del Effigy of the Forgotten, no tardaron en caer el que da nombre al disco y Liege of Inveracity, Mass of Obliteration y el brutal desenlace con Infecting the Crypts que nos dejó a todos con ganas de más tras la fugaz hora de duración del show.

Seguidamente tocaba uno de los bombazos del festival, los que se pueden considerar ni más ni menos que los padres del black metal avant-garde: Arcturus. Desde un primer momento vimos al polifacético cantante ICS Vortex dando brincos de aquí para allá en el escenario cual saltimbanqui, pasando del registro gutural a la voz más aguda y burlesca como si de nada de tratara. Las características atmósferas del grupo fueron excelentemente defendidas por el teclista Sverd, y mediante los samplers, las proyecciones y un muy buen trabajo por parte de la iluminación, no pudimos ver otra cosa que la definición del mundo absurdo y de pesadilla que su música quiere representar sobre el escenario. No hay que dejar de lado a Hellhammer y el implacable trabajo que hizo en la batería. Desconozco casi toda su discografía posterior a Le Masquerade Infernale, por lo que disfruté con creces los temas Master of Disguise, The Chaos Path y Alone, y no hubo mejor forma de finalizar el show que con Raudt og Svart, de su primer trabajo Aspera Hiems Symfonia. Un directazo con creces por parte de los noruegos, mucho mejor de lo que me esperaba.

Pero aquí no acababa el espectáculo, el festival no podía concluir mejor que con una exhibición de graves protagonizada por SUNN 0))). Con la carpa The Valley a rebosar de gente, humo a raudales y un número indefinido de amplificadores amenazantes desde el escenario, empezamos a poder divisar capuchas y mástiles de guitarra mientras nuestros tímpanos empezaban a notar la ascendente distorsión. El principio de la actuación tardó en variar un buen rato hasta que pudimos discernir que se trataba del tema Richard del album 00 Void con alguna que otra variación. No recuerdo muy bien cuando apareció Attila a causa de la difusa visibilidad por el excesivo humo y mi lejana posición, pero su voz de ultratumba empezó a discernirse entre las capas de distorsión entonando lo que parecía ser la parte vocal de Aghartha, de su Monoliths & Dimensions. No se puede hacer otra cosa que perder la noción del tiempo adentrado en los hipnóticos y oscuros pasajes creados por O’Malley y Anderson mientras todo tu cuerpo tiembla a son del desorbitado volumen, el dolor de tímpanos desde luego vale la pena pudiendo vivir un viaje de estas características durante un concierto. Todo el público permaneció atónito (si alguien hubiera hecho/dicho algo de todas maneras tampoco se habría oído) hasta el final de la actuación, cuando por fin pudimos darnos cuenta del tormentón que empezó a caer mientras estábamos ahí metidos. Una épica actuación para dar fin a la última jornada del Hellfest, esperemos que la edición del próximo año siga estando a la altura.

*Fotos cedidas por Xell de The Drinktim / Flickr