Por fin llegó la esperada fecha del Hellfest Open Air en Clisson, Francia, festival que no ha parado de crecer desde su primera edición en 2006. Prueba de ello son las nuevas y amplias dimensiones de la zona de acampada y distribución del recinto, así como los 6 escenarios frente a los 4 de la edición anterior. Como novedad, este año los escenarios The Altar y The Temple compartían carpa y técnicos, cosa que ahorraba el desplazamiento y permitía asegurarse un buen sitio en uno de ellos pudiendo disfrutar del concierto que se llevaba a cabo en el otro durante la espera.
Si bien la nueva distribución no me pareció del todo mala, las condiciones anti-higiénicas en que se encontraron los aseos de la zona de prensa durante los tres días y la carencia de duchas en la zona de acreditados restaron más puntos que ningún otro año a la organización. Siguiendo en la línea de las ediciones anteriores las condiciones meteorológicas no acompañaron, pero con un buen chubasquero y harapos viejos que llenar de barro una pudo disfrutar sin demasiado problema la mayoría de las actuaciones. Así pues, damos paso a la esperada reseña, en la que se tratarán principalmente los conciertos que tuvieron lugar en los escenarios The Altar, The Temple y The Valley.
El primer día empezaba con uno de las principales razones de mi presencia en esta edición: Celeste, post-hardcore desde Lyon. Otro de los motivos por los que tenía muchas ganas de verlos es la singularidad de sus directos: los llevan a cabo con la sala completamente a oscuras, usando flashes incesantes únicamente en los pasajes más tralleros. Sabiendo esto era de esperar que la actuación perdiera encanto, poner a un grupo de estas características a las 10:30 AM no fue una decisión acertada. Pese a ello, la entrega en el escenario por parte de los franceses fue indiscutible, y la selección de temas basada en sus dos últimos álbumes para mi gusto acertada: Ces Belles de Rêve aux Verres Embués e Il y a Biens des Porcs que ça Ferait Bander de T’étouffe fueron las escogidas de su último larga duración, Morte(s) Nee(s), los temas restantes pertenecieron a Misathrope(s), del que Que des Yeux Vides et Seches protagonizó el final de la actuación, tras apenas 30 minutos de show. Hay que decir que el sonido también dejó mucho que desear, el excesivo volumen de la batería tapó a base de bien el resto de los instrumentos, hasta el punto de resultar dificultoso distinguir los temas. Quizá eso de ser el primer grupo del día y el festival tampoco ayudó, en cualquier caso, esperemos poderles ver en mejores condiciones en un futuro próximo.
Con algo de mal sabor de boca del anterior concierto me dirigí a The Temple a ver Merrimack, black metal bien ejecutado que pese a haberle dado poca caña consiguió captar mi atención durante toda la actuación. Acabados estos llegó el turno de Doomriders en The Valley, allí pudimos ver un Nate Newton (bajista en Converge) en su faceta más rockera/stoner. La actuación resultó de lo más entretenida y cañera, por desgracia al público le costó bastante arrancar. Heavy lies the crown fue el tema más alabado, Come Alive y Lions también destacaron, temas de su último trabajo Darkness Come Alive.
Lo siguiente que vi fue uno de los directos que más me sorprendió de todo el festival: el de Thou. Su estilo, una característica mezcla de sludge/doom metal, no llamó mucho mi atención en el momento de indagar en sus trabajos de estudio (de los cuales tropecientos son splits y EP’s), pero mi opinión cambió de cabo a rabo tras la bestialidad de concierto que ofrecieron en The Valley. Riffs densísimos, graves, lentos, en ocasiones acompañados de pasajes más postmetaleros que “suavizan” la voz absolutamente cruda y agónica por parte de Bryan Funck, dándolo todo sobre el escenario. La descripción puede parecer a simple vista como la de cualquier otro grupo del estilo, pero su propuesta en directo supera con creces la de muchas otras bandas que he presenciado con anterioridad. Recuerdo temas como They Stretch Out Their Hands del album Peasant o Voices in the wilderness, de su último larga duración Summit. Lo que ofrecieron los de Louisiana fue sin duda uno de los conciertos más acojonantes que he visto del género y de todo el festival, una banda en la que indagar a partir de ahora.
Llegó el turno de los islandeses Sólstafir, que en nuestros días se decantan por un estilo cada vez más rockero. La fama que se ganaron con Köld fue absolutamente merecida en mi opinión; en cambio, su último trabajo Svartir Sandar me dejó bastante indiferente en su escucha, y francamente, el concierto no me hizo cambiar de idea. Encontré la selección de temas desafortunada para el escenario: desde un inicio el recital ya se hizo aburrido, cosa que es una lástima teniendo en cuenta el nivel del directo del trío islandés y el sonidazo del que estaban gozando. Ljós í Stormi no estuvo mal, tiene algún pasaje entretenido, pero Fjara resultó un tema incluso más monótono y tedioso que en album. Las ganas de caña fueron algo apaciguadas por Goddess of the Ages, pero la verdad es que es un tema de lo más mediocrillo en comparación con el resto del Köld. Con ello acabó la actuación, no muy contenta del resultado.
Volviendo a sendas más oscuras seguimos con Darkspace, black metal atmosférico desde Suiza. De entrada iba poco convencida, pues esta clase de grupos más cercanos al ambient tienden a perder bastante en el escenario. Lo que me encontré fue un trío en corpsepaint formado por dos guitarras y una bajista plantados delante del ampli, más bien sosainas (el estilo ya lo exige). Desde el inicio con Dark 1.2 el conjunto ya sonó algo estruendoso, y la base de blast-beats macachones incesantes hizo que se perdieran varios matices de los temas. Siguieron Dark 2.10 y acabaron con Dark 3.16 (los nombres de los temas son muy originales, sí), esta última especialmente desastrosa. Una propuesta curiosa, pero tal y como pensaba de entrada, mucho mejor en casita.
Sin salirnos mucho de la tónica anterior, lo de los noruegos Taake fue ya otro cantar. Hoest y los suyos ofrecieron un espectáculo de dimensiones épicas, toda una lección de black metal en vivo. Con el corpse-paint más bien derretido, un incensante headbanging y la presencia contínua de banderas noruegas en el escenario, el carismático vocalista y sus compañeros se encargaron de que no decayera el espectáculo en la prácticamente hora de duración del show. Pudimos presenciar temas como Du Ville Ville Vestland; Ummeneske, del disco homónimo; o Nordbundet, de su último trabajo Noregs Vaapen, todo con un sonido más que notable.
El brutal chaparrón del momento me impidió disfrutar plenamente del concierto de Turbonegro, así que después de quedar completamente empapada presenciando temas como The Age of Pamparius, Denim Demon y I got erection me retiré a las carpas hasta decantarme por el concierto de Moonsorrow. Los había visto en ocasiones anteriores y siempre ofrecen un directo entretenido; se mostraron muy entregados, así como el público. Aún sin ser muy partidaria del folk metal en estos momentos, disfruté con creces temas como Kivenkantaja o Jotunheim. No suplió el concierto de Turbonegro, pero al menos me resguardé de una pulmonía segura.
Para acabar el día decidí echar un vistazo a los blackmetaleros Satyricon, aún sin ser muy devota de lo que hacen. Fui testigo de los dos primeros temas, Now, Diabolical y Black Crow on a Tombstone respectivamente. Tienen una puesta en escena sorprendentemente buena, pero el agobio de todo el gentío en la carpa y el cansancio acumulado pudieron con mi persona, así que me retiré a mis aposentos para dar pie con energía al siguiente día.
*Fotos cedidas por Xell de The Drinktim / Flickr