El pasado domingo la cita era ineludible: una de las grandes promesas madrileñas y patrias abrían paso a los famosos franceses Monarch!. Aunque creo que la clave aquí es dejar de hablar de Hipoxia como «promesa» y más como realidad. Leales a ese sonido entre corrosivo y heavy que caracterizó su debut en 2012, los de la meseta abrieron con el tema de su reciente split, Gangrened reality. En honor a la verdad, el tema me llegó tres veces más que en su versión de estudio. Por no hablar del arranque blacker de su tramo final: sencillamente maravilloso. Más aún por lo breve de su duración. Le siguió la nueva y agónica Nothing…, que con su asfixiante tempo allanó el terreno para la subida al escenario de los galos. El punto y final lo puso Children of Winter, también bastante contundente. El cantante dio el concierto entre el público, sudando, dejando claro que mala baba y ganas no les faltan.
Los Monarch! suben al escenario. Entre sus miembros, camisetas de Ulver y Hellhammer. Buenas vibraciones. A uno de los guitarras no le suena su instrumento durante todo el primer tema (y son temas largos, apunto). Éso te puede sacar un poco del concierto, pero en verdad no demasiado. Lo suplieron con su entrega: cada riff lo tocaban como su fuera el último. Los franceses nos presentaron un setlist dedicado casi en exclusiva a su última referencia Omens, también del 2012. Es, de todos sus trabajos, el de resonancias más ambientales. No atraviesa almas como sí lo hacían Speak of the Sea y Mer Morte, así que ya podéis imaginar por dónde fueron los tiros. Sonaron igual que en disco: llevan equipo más que suficiente para ello. Blood Seeress, un nuevo tema un poco más punzante y Black Becomes the Sun compusieron el grueso de su repertorio. Y entonces, sorpresa: viví uno de los momentos más chocantes en mi experiencia como público. Fue acabar el tercer tema y empezar a sonar cierto groove rockero que me era… familiar. Y tan familiar: infecciosa la versión que se marcaron de I got erection de Turbonegro. Si media hora antes me cuentan que ésto va a pasar, directamente mando a paseo a quien me lo hubiera dicho. Pero no: fue real. Y por si fuera poco, le siguió una maravillosa versión de los nipones Disclose: Massdeath Destruction. No fueron para nada versiones ralentizadas, y de hecho se mostraron especialmente carniceros se mostraron a la hora de darle al d-beat. El contraste entre la lentitud arrastrada de los tres largos primeros temas y el tempo acelerado de los dos últimos fue todo un acierto.
Conclusión: una buena velada de mugre y miseria que le viene que ni pintada al día más anodino y triste de la semana. Como matiz más que como crítica dejo la reflexión de que si Hipoxia llevasen toda la pedalera y los cabezales Orange que trajeron Monarch!, aquello hubiese sido el desparrame de decibelios. Con todo, y sin que suene a competición, me quedo con la pasión desmedida de los madrileños. Veo bastante más potencial en éllos que en los galos, que al fin y al cabo tienen un lenguaje ya asentado y no parecen buscar variarlo mucho.
Póster del evento por obra y gracia de Noise Armada