Lo prometido es deuda. Hace unos meses os hablamos del directo que los suecos Jeniferever brindaron en The Rincon Pio Sound (Don Benito) y nos quedamos con las ganas de comentar su último trabajo, Silesia. Puesto que un servidor no participó en aquella crónica, será mi tarea la de tratar de recomendaros este disco.
A decir verdad, Jeniferever nunca fueron uno de los grupos más punteros en el género del post-rock, y a pesar de que llevan juntos desde el año 1996, en su haber solo cuentan con tres discos y un puñado de EPs. Acostumbraban a practicar un post-rock bastante ambiental y agradable, alcanzando su fórmula perfecta en su anterior disco Spring Tides. Para este año, el grupo tenía algo nuevo que mostrarnos con Silesia, una propuesta más atrevida y un estilo indie donde la voz del cantante Kristofer Jönson pasaría a un primer plano.
Al principio fui reticente a esta nueva propuesta, pero bastaron las siguientes escuchas y un gran directo para convencerme y acoger a este nuevo trabajo como uno de mis indispensables entre mis reproductores de música, un agradable compañero para viajes largos y momentos de relax. Música sin complicaciones para desconectar tu mente.
El primer tema, el que da nombre al disco, nos abre las puertas a un mundo incierto y misterioso, poco a poco nos llevará con su ritmo marcial y sosegado hacia la trama principal del disco, donde Waifs & Strays o The Beat Of Our Own Blood recogerán el testigo y mantendrán el ritmo de salida. Tras estos tres temas nos damos cuenta de la importancia de la parte vocal en este nuevo trabajo. Deception Pass se desmarcará del recorrido principal, un arrebato de rabia y desesperación al que posiblemente le falle una producción demasiado “blanda”, un gran tema cargado de matices al que se le podría haber sacado mayor partido.
Silesia nos guía por distintas sensaciones, momentos alegres y energicos, pero ante todo destaca el predominio de una melancolía muy característica a la que acostumbran estos grupos escandinavos. Esta faceta es enfatizada por un gran trabajo a los teclados y unas guitarras muy bien adaptadas de sus anteriores obras.
Finalizaremos destacando Cathedral Peak, como de los grandes cortes en este disco y Dover, un tema que en sus tres últimos minutos se vuelve muy emocionante. Nada en el disco tiene desperdicio.
Al final de la crítica encontrareis un video de un gran directo que ofrecieron en St. Petersburg y donde aparecen unas cuantas canciones del disco, disfrutadlo.