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Kikagaku Moyo – Forest Of Lost Children (2014)/Mammatus Clouds (2014)

Los japoneses Kikagaku Moyo debutaron el año pasado con un disco breve, lleno de ideas interesantes y buenas influencias, pero que pecaba quizás de cierto histrionismo en algunos pasajes. Aunque ese viaje psicodélico que nos proponían podía —y debía— ser pulido y ordenado un poco mejor, el grupo ya demostraba que tenían un potencial que explotar. El hecho es que les ha ido bien desde entonces y lanzan simultaneamente estos dos nuevos trabajos.

Forest Of Lost Children: Menos de oriente, más de occidente

 

Tal y como podía desearse, la banda parece haberse dado cuenta de los errores de su impetuoso primer disco. La vena extravagante que compartían con algunos grupos psicodélicos japoneses se ha visto reducida casi a la mínima expresión, dando lugar a un disco más sobrio, y con un resultado global superior al debut. Se mantiene parte del ambiente espiritual que impregnaba su álbum homónimo pero la cuerda tradicional es esta vez más discreta y el disco ha perdido un poco su personalidad oriental a favor de un sonido más americano y clásico. Esto lo vemos en Smoke and Mirrors, con guitarras herederas del hard-pysch de los años 70. El lado acid folk del grupo está representado sobre todo en el tema de cierre, que parece querer recordarnos que el misticismo japonés sigue siendo la inspiración. En conclusión tenemos un disco más centrado, los temas no son esa mezcolanza de sonidos y géneros del debut y, sobre todo, mejoran en el apartado vocal que ahora sí acompaña sin estridencias en todo momento.

http://www.youtube.com/watch?v=WBn17-sRJHk

Mammatus Clouds: mantras en un valle profundo

Aprovechando el tiempo entre conciertos, han grabado Mammatus Clouds, una cinta con 3 temas en directo que funcionan como complemento para el disco de estudio, y en las que muestran una faceta más ambiental de su música. Dos temas instrumentales muy largos en los que ofrecen un viaje mágico y meditativo. Los temas se desarrollan muy lentamente, añadiendo con calma capas de cuerda y percusión que van formando un entramado de drone acústico, místico y ensoñador. Como un mantra compuesto por un grupo de monjes budistas hasta arriba de drogas intentando invocar a sus ancestros.