No sé hasta qué punto sería oportuno llamar tendencia al sonido iniciado por Vertikal de Cult of Luna. Hablo de ese gusto por sonidos llenos de sintetizadores futuristas que recuerdan a luces de neón sucio, esa fascinación por lo mecánico, abrazando casi el industrial. Esa sensibilidad para llenar los vacíos de capas de ruido con mucho grano que inundan con tonalidades fantasmagóricas la oscuridad predominante del último trabajo de los suecos y que, curiosamente, Altar of Plagues también supieron plasmar en Teethed Glory and Injury. No estoy diciendo que sean los primeros en hacer tal cosa pero a estas alturas de la vida sorprende. De alguna forma algo de esto también está presente en el nuevo disco de Locrian. Tres bandas y tres discos bastante distintos entre sí y que, sin embargo, tienen detalles que nos hacen sospechar.
Return to Annihilation nos sorprende por el alejamiento de Locrian de los pantanosos terrenos del drone-noise que hasta ahora habían supuesto el sello personal de la banda. Si bien esta faceta suya ha sido alabada en muchas ocasiones y parecían empezar a tener cierto nombre dentro de la escena underground, para esta ocasión los americanos han decidido dar un volantazo suicida y sacar un disco muchísimo más variado y rico en matices. Sobre unas bases ambientales aparecen pinceladas de post rock, ritmos repetitivos y simples que desembocan en fogonazos de doom opresivo y apocalíptico, todo ello sin que nos demos cuenta y con una delicadeza extrema. Han sabido dar en el clavo a la hora de sintetizar elementos variados y se mueven muy cómodos en tierra de nadie. Podrá no gustar su propuesta pero no creo que nadie les pueda echar en cara no haberse arriesgado.
La primera sorpresa aparece bajo el nombre de Eternal Return, un tema que engaña bastante con su ritmo desbocado y marchoso, con unos teclados ultraluminosos y un deje blackmetalero que se acentúa en los desgarradores berridos del vocalista. Esta constante antítesis de oscuridad y luminosidad serán la principal seña de identidad del disco y nos acompañará hasta el último momento. En los apenas tres minutos que dura ocurrirán más cosas que en los más de ocho de A Visitation From the Wrath of Heaven en los que un ritmo repetitivo nos distrae para que no prestemos atención a las sutilezas que ocurren tras el fondo semitransparente, guiándonos hacia una esperada catarsis final que se hace desear. A partir del segundo tema el camino es fácil, la postrockera Two Moons propone algo de luminosidad y contrasta con el tema que da nombre al disco, que acaba con uno de las melodías de guitarra más memorables y pegadizas del año. Lo mejor se hace de rogar y se encuentra en los dos últimos temas: la agónica Panorama of Mirrors, el tema más lento y orientado al doom; y el broche final, Obsolete Elegies, con sus quince minutos y probablemente el mejor tema que ha compuesto la banda hasta la fecha. Las guitarras acústicas premonizan la grandeza que se plasmará en forma de soberbias líneas de sintetizador que dan paso a la guitarra y una batería que aparece de la nada para deshacerse el acordes de piano. El interludio ambiental nos hace temer lo peor en múltiples ocasiones (que el tema se acabará sin llegar a ninguna parte) pero las dudas se despejan con el clímax final, preciso y precioso.
No nos vamos a engañar, Return to Annihilation es un disco sencillo, sí, pero muy efectivo. La banda es capaz de recrearse en sí misma, se toma las cosas con una calma estremecedora y nos lleva a su propio terreno imponiendo los tiempos y pautas que le da la gana. Es quizá criticable la lentitud con la que avanzan las composiciones pero creo que al final forma parte del propio encanto del disco y desde luego las composiciones son lo suficientemente variadas dentro de lo que cabe como para que esta tensión que en ocasiones generan no canse. Sea como sea, nos encontramos ante un disco ciertamente único, no solo por la explosiva mezcla de influencias y sonidos sino también por suponer la reinvención de una banda de la que muchos no esperábamos un disco tan interesante. Una de las sorpresas más gratas en lo que llevamos de año, da gusto escuchar cosas que tratan de ir un poco más allá incluso dentro de géneros en los que parecía que ya estaba todo escrito.