A Lot Like Birds – No Place (2013)

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Imaginad un grupo de adolescentes en clase de matemáticas intentando resolver un problema. A todos se les supone el conocimiento de múltiples recursos matemáticos a la hora de enfrentarse a un problema, pero todos están atascados de una forma u otra. Algunos intentan buscar la solución usando algún tipo de algoritmo algebraico, y otros usando mecanismos más simples, pero ninguno encuentra una solución satisfactoria al problema planteado. De repente un chico, sentado en la fila de atrás, levanta a la mano y el profesor se acerca a comprobar el resultado. Sorprendido, mira que el resultado es el correcto y además el problema está resuelto de una forma que ni siquiera él había imaginado usando los recursos más insospechados. El chico no es ningún empollón, ni el más listo de la clase; pero posee una cualidad que muchas veces es sobreseída: la imaginación.

A Lot Like Birds quizás no sea el grupo post-hardcore más popular, pero siempre ha demostrado ser uno de los más imaginativos. Con Plan B parieron un disco que muchas veces rozaba lo marciano, mezclando post-hardcore con saxos, violines, momentos de rock progresivo y todo tipo de locuras. En Conversation Piece centraron su propuesta en lo instrumental, pero no en lo estilístico, dejándonos un disco que navegaba en un crisol de géneros del que salían victoriosos a base de temazos como Tantrum (por decir sólo uno), que aún en día me pongo regularmente. Este año han decidido dar continuidad a su apasionante viaje discográfico con No Place, el cuál no creo que decepcione a los que ya conozcan a la banda.

Pero antes de entrar en materia, permítanme hacer una aclaración. Como dijo una vez un redactor de esta casa “el post-hardcore es una casa de putas”, y bajo esta etiqueta se agrupan muchas veces grupos que poco o nada tienen que ver. En esta reseña, al referirme a este género hablo del post-hardcore que anda a camino entre los estallidos rabiosos screamo y los estribillos pegadizos del emo moderno. Que a veces picotea en el math, y otras veces tira por sonidos más ambientales. Lo que hacen gente como Devil Sold His Soul, Fear Before, BATS, Exotic Animal Petting Zoo, etc. Ya saben. Ese post-hardcore.

Tras la debida explicación, continuemos. Con una mesmérica historia y entre palmas comienza No Place. In Trances supone una atípica intro que explota con la inesperada rabia del comienzo de No Nature. A partir de ahí, el oyente iniciara la montaña rusa que nos propone A Lot Like Birds. En la primera mitad del disco, hasta Connector, las canciones se construyen a base de estructuras casi imposibles de seguir, pero que en ningún momento resultan incoherentes. Da igual si una estructura de rock progresivo se desmenuza entre estribillos pegadizos que rozan lo emo, si encabritadas guitarras de corte math dan paso a trémolos de corte post-rockero, o si entre gritos desesperados nace alguno de los momentos más bellos y emotivos del disco (No Nurture). Todo sigue una coherencia. Una extraña coherencia que es difícil de distinguir en estructuras tan enmarañadas, pero que se intuye y hace que en ningún momento la montaña rusa se salga de las vías por muchos loopings imposibles que haga, provocando en el oyente una tensión que hace que los temas se pasen volando aún superando la mayoría los 5 minutos.

Myth of Lasting Sympathy no es sólo un intermedio, sino que marca una frontera dentro del propio disco. Aunque la capacidad de A Lot Like Birds de equilibrar lo emocional y lo cerebral el admirable, en esta segunda mitad relajan su capacidad como arquitectos musicales, y se dejan llevar por medios tiempos más sencillos. Hand Over Mouth, Over and Over es una preciosa balada que deriva en una epicidad que Kuroi Ledge solo la rebajará para llevarla a cotas superiores en su segunda mitad.

No aún contentos con eso, el disco cierra con las que posiblemente las dos mejores muestras de lo que son capaces A Lot Like Birds. Relajando las mareantes estructuras del inicio de disco, consiguen ofrecer la misma sensación de amplitud. Estos dos últimos temas son la mejor muestra de la que supongo que ha sido una de las intenciones de la banda a la hora de componer este No Place: intentar sonar tan imaginativos como en anteriores discos, pero concretando su propuesta. En No Place no nos encontramos las locuras instrumentales de Plan B, ni los desvaríos de Conversation Piece, pero la frescura sonora de la banda continua de forma más patente. Obviamente hay momentos donde escucharemos instrumentos ajenos al post-hardcore (¡trompetas!), pero en ningún momento las composiciones giran sobre este tipo de recurso. Mantienen algunas de sus claves para sonar tan bien como siempre (como el magnífico juego de las dos voces) y potencian cosas como la parte electrónica como nunca antes lo habían hecho.

A Lot Like Birds no son sólo la banda más imaginativa del post-hardcore, si no que cada vez aprenden hacer más con menos, haciendo que No Place sea un ejercicio de madurez altamente encomiable. Quizás no sean lo más populares, ni los que más noticias generen en los medios, pero ahí están demostrando disco a disco que son una de las bandas más interesantes del hardcore actual. Aún estáis a tiempo de meterlos en vuestras listas de los mejores discos del año.