Aunque Lychgate se presenta como un proyecto completamente nuevo, los integrantes que lo forman no son precisamente unos novatos: la banda la conforman ni más ni menos que Greg Chandler (cantante y guitarrista de la banda inglesa de doom psicodélico Esoteric), Aran (de los alemanes Lunar Aurora, recientemente disueltos y que en este caso se encargará del bajo), y Tom Vallely (percusionista de los algo más actuales Omega Centauri). De primeras tres artistas cuya respectiva obra tiene muy poco en común, parece que el denominador común será el interés por la inclusión de ambientes y pasajes atmosféricos en sus respectivos proyectos, algo que curiosamente no será el punto de partida ni un elemento especialmente notable dentro del sonido de Lychgate, sino más bien algo secundario que acompaña los temas de fondo.
Frente a los sonidos más en auge dentro del black metal, Lychgate se posicionan con bastante personalidad alejándose de cualquier tipo de tendencia: sobre una base bastante clásica y de corte europeo de ritmos rápidos se montan unos órganos amenazadores y unas trabajadas guitarras que nos recuerdan claramente a la psicodelia retorcida y delirante de Esoteric. No solo se nota aquí la mano de Greg Chandler sino que los agónicos gritos (más orientados a su registro raspado que al gutural) son también marca de la casa. En definitiva, pese a que el contexto es completamente distinto por tratarse de un género ajeno a la obra del inglés como es el black metal, este se aferra a su peculiar personalidad para no terminar de alejarse de los elementos con los que se siente cómodo para trabajar.
Este primer álbum homónimo, que ronda los 40 minutos, supone un buen ejemplo de que se puede hacer black metal a día de hoy sin vivir de la rentas ni fusilar el sonido de otras bandas. Cierto que no supone una ruptura brutal con el género pero teniendo elementos «prestados» (como pueden ser las ambientaciones en segundo plano sin tomar protagonismo o las varias capas de guitarra que desembocan en ocasionales solos disonantes), el resultado final no supone un calco o una copia en ningún momento. Por último, todo ello se pasa por un filtro que incluso podría recordar a bandas sinfónicas como Emperor, siendo aquí donde parece recae el mayor peso de Aran. En ese sentido podríamos decir que Lychgate beben más de la primera etapa de Lunar Aurora que de la última. Acertada también la duración, pues al tratarse de un disco tan directo no cansa, aunque cuando se aferran a los tiempos más lentos al final del disco pueda parecer que se pierde un poco el ritmo.
En resumidas cuentas, inesperado y breve disco que deja una buena impresión y que aunque sería una buena noticia su continuidad, esperemos que no influya demasiado en el desarrollo del resto de proyectos de sus componentes. De momento nos conformamos con saber que aún queda gente ahí fuera que no compone con el piloto automático puesto.
Lychgate se puede comprar en formato LP con descarga incluída a través de Gilead Media:
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