Muchas ganas había de poder ver a Mastodon por primera vez en España sin tener que recurrir a un festival o a verles de teloneros. En una Riviera que abrió las puertas antes de lo previsto y gracias a lo cual apenas se montaron colas, nos posicionamos centrados para intentar disfrutar lo máximo posible de una sala que aunque sabemos que no es la adecuada para este tipo de eventos, bajo unas hábiles manos y un par de orejas decentes es capaz de ofrecer un buen sonido. No fue así.
Para abrir la velada contaban con sus compatriotas de Oregon, Red Fang, los cuales dieron un buen aunque discreto concierto. Con su ameno stoner, orientado a los temas más contundentes sobre el escenario, rompieron el hielo sin florituras y directos al grano. El sonido fue compacto y aunque quizá sonaron algo bajos, en los últimos temas consiguieron caldear un poco el ambiente. Entretenidos incluso para aquellos a los que en estudio no nos parecen gran cosa.
Por su parte, y tras un corto descanso, subieron al escenario Mastodon, que gozaron de un sonido pésimo desde el primer momento. Esto, unido a una selección de temas que quizá no fuera demasiado acertada, sumió la primera mitad de su actuación en un caos sonoro que no consiguió que el público entrase en calor. Algo lógico, ya que son una banda que debería sonar como una apisonadora y sin embargo resultó bastante inofensiva.
Dry Bone Valley está claro que no es un tema para abrir un concierto: demasiado fácil, previsible y aburrida, pasó desapercibida ante la que debería haber sido el tema para abrir, Black Tongue, que sonó aceptable aunque algo desganada. A partir de ahí, acompañado de varios cambios de guitarra que solo empeoraron el sonido, se sucedió el peor tramo del concierto. En Crystal Skull y I Am Ahab la batería sonaba altísima y ocultaba el sonido del resto de instrumentos, especialmente la guitarra de Brent, que estaba completamente desaparecida. Capillarian Crest, uno de los temas más complejos y técnicos, fue un completo desastre en el que no se entendía nada, con Brann destrozándonos los tímpanos con redobles de caja excesivos y a un volumen exagerado que hacía que nos tuviésemos que imaginar lo que sus compañeros estaban tocando. Más o menos la misma suerte corrieron Colony of Birchmen y Megalodon, bastante decepcionante esta última que siendo uno de los temas más contundentes en estudio se quedó en nada.
Thickening y Blasteroid volvieron a demostrar que The Hunter no es un disco para el directo, o por lo menos no para el directo que uno esperaría de una banda como Mastodon. La gente seguía muy fría, pero eso sí, tarareando los solos de forma vergonzosa como si esto se tratase de un concierto de verbena de pueblo (por no citar a alguna banda de mayor envergadura que todos sabemos). Troy, pese a tomar casi por completo el control de la parte vocal, se asfixia y suena sin potencia. Algo fácil y remediable si le subiesen el volumen, cosa que no ocurrió y que propició que temas más orientados a las voces como estos dos resultasen aún más planos si cabe. Por otro lado, animo a Brenn encarecidamente que deje de «cantar», porque tararear los temas completamente ronco y sin voz es realmente desagradable, estropeó la actuación cada vez que abrió la boca. Ya lo sabíamos, pero no deja de sorprender que tropiecen con la misma piedra una y otra vez.
En Sleeping Giant escuchamos por primera vez la guitarra de Brenn. Sonaron más potentes y compactos y Ghost of Karelia fue lo mejor hasta el momento, con un público que parecía querer animarse. Sin embargo, los siguientes cuatro temas pertenecientes a the Hunter volvieron a sumir la actuación en el hastío, a excepción de la potente Spectrelight, que sonó contundente y dio lugar al primer movimiento entre los asistentes al concierto. Mención especial a Curl of the Burl, un tema horripilante que todo el mundo coreó berreando, un sonido amigable que huele a radiofórmula por los cuatro costados y no augura nada bueno. Lo peor que ofrecieron.
A estas alturas, parecía que la noche era insalvable. Sin embargo, con su decimosexto tema, Circle of Cysquatch, comenzó el concierto. Con un sonido aceptable y sin tanto cambio de instrumento se sucedieron los temas más salvajes y potentes: Aqua Dementia sonó bastante animada y Crack the Skye la más potente aunque se echase de menos el vozarrón de Scott Kelly (Neurosis). El final fue trepidante con algunos temas de Remissión que sonaron especialmente bien dentro de lo que fue el sonido a lo largo de toda la velada: Where Strides the Behemoth y March of the Fire Ants, entre las cuales sonó Iron Tusk, con un púbico ya entregado tras el aburrimiento inicial. Para terminar, Blood and Thunder, sin ser de los temas que más destacó, fue el único en el que el público lo dio todo y el único que se pareció a lo que un concierto de estas características debería ser. Una pena, porque cerraron con Creature Lives, que si bien es muy épico y contó con la colaboración de los miembros de Red Fang, como tema no vale demasiado.
En resumidas cuentas, un concierto irregular, aburrido en su primera parte pero que fue de menos a más, con algunos buenos momentos pero que en general dejó bastante que desear de una banda que goza de mala fama en directo de forma merecida. No son ni la mitad de buenos de lo que ofrecen en estudio y todos lo sabemos, pero eso no quita que muchos tuviésemos la esperanza de que esta fuese «la noche» y nos cerrasen a todos la boca. Por desgracia, no fue así, y aunque no nos arrepentimos de haberles visto, tengo bastante claro que no volvería a pagar de nuevo. Esta gente necesita ya mismo dar clases de canto o en su defecto contratar a alguien que berree por ellos, porque así no van a ningún lado, y menos si van a optar por las fáciles y aburridas melodías vocales de The Hunter. Veremos que les depara el futuro, pero de primeras, para algunos de nosotros pinta negro.