Fair Youth surge de dos premisas. En primer lugar mantener una política DIY —el disco ha sido grabado por el bajista Jamie Ward— y en segundo lugar afinar al máximo el perfil de —permitidme la expresión— “música de cosas bonitas” que ha anegado el post-rock del nuevo siglo. No encontraremos a la misma banda de fusión, hastiada de la sociedad y de su nefasto futuro de su primerizo Not For Want Of Trying; los de Leicester han potenciado su lado más melancólico y positivista, sacrificando con ello la potencia. Leeréis mil veces que eso significa “madurar musicalmente”, pero ponedlo en duda. No obstante, no se puede negar un refinamiento en los arreglos electrónicos y orquestales del grupo —pianos, violines, acordeones, vientos— que ha conseguido que Fair Youth sea su disco más orgánico y primaveral hasta la fecha.
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Esta es mi pequeña casa donde todo lo hago bien
Es curioso cómo Maybeshewill, en lugar de expandirse y colonizar nuevas áreas no exploradas, tienden a veces a constreñir su sonido, limitándose a trabajar en sus querencias, allá donde se muestran seguros y sin mácula, quedando todavía más estancados en los clichés del “post-rock de las cosas bonitas”. Las texturas del piano nunca sorprenden ni ceden protagonismo a las guitarras, y con el tiempo quedan constreñidas. En lo que respecta a los cimientos del sonido tampoco hay buenas noticias. Pocos riffs memorables nos incitan a mover las cabezas como en Sing the Word Hope in Four-Part Harmony, y todo es un andamiaje de acordes potentes —algunas veces demasiado abajo en la mezcla— sujetos a las mareas rítmicas impuestas por los nudos y los desenlaces propios del estilo.
Podrías creer que es un efecto negativista ante el nuevo enfoque más calmado pero precisamente, es en el último corte del disco, Volga, el más lento, donde el grupo me da lo que necesitaba durante el viaje. No sabemos lo que va a pasar, y todas las capas van en diferentes direcciones casando de forma deliciosa. All Things Transient podría ser otro de los temas que consiguen escapar de la tónica general, creando una melodía con colores más vivos.
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Han demostrado que pueden hacerlo mejor
Puede que la crítica os de la sensación de que nos encontramos ante un mal disco pero eso sería exagerar. Maybeshewill saben tallar los sonidos con belleza, generando sentimientos de fuerza y luminosidad; el problema es una demasía de complacencia que redunda en una falta de interés por el oyente. El grupo ha demostrado que puede llegar a crear algunas de las mejores obras del género, pero se reitera en darnos una de cal y otra de arena. Esperemos entonces otro disco bueno en el futuro.