Inmersos de lleno en una globabilización musical extrema, no es difícil encontrar que los paradigmas en los que se cimentaron movimientos músico-culturales como el punk-rock no sólo se hayan desdibujado, sino que incluso hayan revertido y transformado en su antítesis. Seguimos identificando el punk por muy domesticada que sea su rebelión adolescente, aunque algo más complicado es cambiarnos la idea de estar frente a un género facilón, un género en el que solo bastaba saber cuatro acordes y tener ganas de llevar la contraria para poder montar una banda. Es por ello que Mute se erijan como un rara avis: combinan el punk con un maravilloso enfoque técnico, y entre sus ídolos destacan más los virtuosismos de Mr. Big —de los que versionean To Be With You— que el descaro de The Clash.
Thunderblast es el cuarto trabajo de esta banda británico-canadiense, y en él nos encontramos todo un repertorio de temas lanzados a velocidad de cuchillo bajo el preciso golpeo de un baterista que, además de confeccionar los clásicos ritmos del hardcore melódico con un constante uso del doble pedal, se lanza a la alabable tarea de cantar en combinación con el bajista —que incluso le hace los coros—. Muy al uso del skate-punk más tradicional de la costa oeste americana, Mute tienen un cálido registro melódico, pero llevan todo un peldaño más arriba, aupado por unos guitarristas que disfrutan y hacen disfrutar por maestría envidiable, que riegan las canciones con abundantes solos y fraseos sin hacer perder un ápice el gancho y la sensación de urgencia, excepto en el último tema: Shadow of a Doubt es un viaje de 10 minutos que hace plausible la combinación punk-progresivo.
Mute han puesto una bandera en un monte todavía más alto y su futuro todavía parece más brillante si cabe. Está claro que si pensaban que serían “mudos” para el gran público, estaban muy equivocados.