SuicideByStar

My Bloody Valentine – m b v (2013)

El otro día andaba viendo Lost In Translation y quizás la escena que más me gustó es aquella cuando Charlotte (Scarlett Johansson) y Bob (Phil Murray) vuelven al hotel en taxi tras una noche de fiesta. Mientras la primera observa por la ventanilla y el segundo duerme en el asiento de al lado, las imágenes de la noche en Tokyo son acompañadas por Sometimes de My Bloody Valentine (Close my eyes / Feel me now / I don’t know maybe you could not love me now / etc.). A pesar de lo que pueda cada uno opinar sobre la película, es una escena cuya belleza reside en gran parte en la música y la letra de la canción de My Bloody Valentine. Es difícil de explicar lo que a veces la música puede cambiar nuestra manera de sentir ciertas cosas, ya sea en la realidad o la ficción. Y es que hasta la canción más simple puede llegar a emocionar por muy pobre que sea musicalmente hablando.

Creo que a estas alturas está ya todo dicho del Loveless, aunque para los gusta el disco, estaréis de acuerdo conmigo en que realmente llega al corazón. Loveless fue una revolución para el rock, pero las grandes leyendas musicales no se forjan en lo cerebral: lo que diferencia a un disco atemporal de un gran disco, reside en lo visceral. En ese poso ajeno al lenguaje musical que tiene la música. Y si hoy el Loveless de My Bloody Valentine es tan referenciado es porque a varias generaciones les ha llegado a tocar el corazón. Es porque tiene temas como Sometimes, que hacen que la escena de una película pase de ser bonita a memorable.

Kevin Shields y compañía tenían un reto difícil a la hora de darle un hermano a su disco más celebrado, sobretodo dejando pasar 21 años entre uno y otro. Con todo lo que significa Loveless, y toda la carga emocional que este trae a rastras, es complicado hablar de este m b v. Y mucho más sin mencionar el contexto en el que ha sido publicado.

Como resultado de una fría disección al disco, podríamos resumir que los años no parecen haber pasado por My Bloody Valentine, y es que han continuado su sonido donde lo dejaron. m b v suena a una continuación directa al Loveless, con un espíritu quizás más ruidista y una producción distinta, pero podría haber sido un disco que hubiese sacado la banda en el 92. Sólo en sus tres últimos temas se nota una evolución sonora hacia ritmos más machacones (Nothing Is es una prueba fehaciente de ello) y a ambientes más cercanos al noise que vienen practicando en directo en los últimos años. Para lo demás, y hablando en un sentido estrictamente musical, casi todo lo que aplica a Loveless se puede aplicar a este m b v. Pero antes comentaba que es imposible hablar de este disco sin tener en cuenta dos cosas: su contexto y su carga emocional.

Primero, m b v tiene un problema de base, y es que tiene una capacidad para sorprender nula, no por culpa de My Bloody Valentine, sino porque los últimos 21 años hemos estado escuchando clones de My Bloody Valentine hasta la náusea. Dos décadas después siguen debutando bandas que beben los vientos que dejaron libres en su día la banda con Loveless. Aquí entraríamos en el debate de si la calidad de un disco depende de su contexto, pero no es mi intención hablar de ello. Sólo por aclarar, para mí desde luego que no, pero sí que hace que un disco sea más o menos reconocido según el momento que sea publicado.

Donde sí quiero incidir es en la carga emocional de m b v. A pesar de haberlo escuchado pacientemente y con detenimiento, m b v le falta “algo” que sí tenía Loveless. Esa capacidad de emocionar que tienen algunas canciones que comentaba al principio de la reseña. Una capacidad tan abstracta que no se puede explicar bien con palabras. Aunque las voces sigan enterradas bajo filtros, y las guitarras se difuminen a través de pedaleras y experimentos analógicos de Shields, a m b v le falta algo más importante: el alma. Quiero pensar que esta opinión no es fruto de todos estos 20 años conviviendo con Loveless (en mi caso unos cuantos menos), pero es algo que, a pesar de ser tan difuso, es muy real cuando me enfrento a m b v. ¿Es culpa del contexto, de la carga emocional o de todo a la vez? Quién sabe.

La conclusión de la reseña es fatua y reflejo de mi impotencia al intentar haber descubierto el que no funciona en este m b v. Tiene calidad, respeta el legado de la banda, lo mantiene sin caer en lo repetitivo y tímidamente avanza un paso en otras direcciones. No suena ridículo, ni apolillado, aún teniendo un sonido que ha sido copiado hasta el hartazgo. Tiene temas que llegan a brillar (Only Tomorrow) y ninguno especialmente malo. No se puede hablar de un disco que suponga una decepción. Pero una cosa sí tengo clara: la escena de Lost in Translation que comentaba al principio de este texto no me hubiese emocionado ni la mitad con un tema de este m b v.