Nadine Shah – Love Your Dum And Mad (2013)

NadineShah

Perdido en la exploración de las nuevas sensaciones, centrado en la búsqueda de la enésima propuesta musical más vanguardista del momento, reconozco que a veces pierdo el norte pero otras veces vuelvo a encontrarme con discos como el debut de Nadine Shah.

Comparaciones que lo dicen todo y nada

Podríamos sacar a la mesa un sinfín de influencias, paralelismos y abstracciones sobre la música de esta artista británica. Gente que habla del resultado de un metafórico intercambio de ADN entre PJ Harvey y Nick Cave, críticos que ponen el acento en las variadas influencias de sus padres verdaderos, un pakistaní que le moldeó a base de ghazals en urdu y el temperamento nórdico de su voz transmitido por su madre noruega; y yo podría, por afinidades, mentar a Soap&Skin o la sacerdotisa de lo oscuro, Chelsea Wolfe, en cortes como Dreary Town, patentado erizador de vellos. Todo esto sirve para todo y nada. Habrá despertado la curiosidad en vuestras mentes pero es una carta en blanco para las emociones que transmite su música.

¿Es Nadine Shah una nueva diva del underground?

No, por mucho Pitchfork que la reseñe y mi cabeza diga que su progresión debería ser meteórica. Nadine tiene todas las papeletas para tener un éxito apabullante, una voz tremulante, tibia y carente de dulzura, pero carece quizás de la sofisticación requerida y, aunque no alcance el nivel de crudismo de artistas como Scout Niblett, se mantiene en una posición de bajo riesgo. Las bases instrumentales son rudas, no se reservan grandilocuencias ni arreglos en demasía, y apuestan por la tensión y la base rítmica. Los acordes menores son su pastor y el piano prácticamente el único instrumento que remarca las melodías.

Podría estar años escuchándola y seguir sin conocerla

Existen cantantes que rápidamente permiten que te hagas con una imagen mental de su voz y su personalidad musical, pero lo de Shah es realmente una imagen mística, cambiante. Su capacidad vocal, virtuosa ante todo pero lejos de la ostentación, está apegada al lado sensible, vibrante pero por otro lado nihilista, vacua de vivas tonalidades, y velada como las góticas historias familiares que rodean a sus canciones: maridos que abandonan a sus esposas, el alcoholismo y la mezcla del drama de las enfermedades mentales con el de las relaciones parentales (Floating y otros temas están dedicados al malogrado artista Matthew Stephens-Scott, del cual saca el brillante título del disco).

Love Your Dum and Mad ha sido un dardo que se ha clavado precisamente en mi corazón, y sin duda una cita inexcusable para oyentes de diversas tendencias, pero que aprecien la balada gótica.