Vale que hemos hecho mucho el tonto con la vuelta de Nine Inch Nails, pero permitidnos por un momento ponernos serios.
Cualquier persona con dos dedos de frente no esperaba demasiado de la vuelta al estudio de Nine Inch Nails, desde que Trent Reznor entrase en un estancamiento creativo de dudoso origen (para algunos a partir del With Teeth, para otros este apareció más adelante) pero que alcanzó su masa crítica con la salida del The Slip.
A pesar de ello, me atrevería a decir que casi todo fan de NIN tenía especial ilusión por la vuelta de Reznor a su proyecto más famoso tras sus aventuras con How To Destroy Angels y David Fincher, quizás espoleados por la idea que se tiene de The Slip más como experimento mercantil que como disco en sí de NIN (qué fácil nos autoengañamos).
Hesitation Marks confirma lo que todos sabemos y a veces intentamos olvidar: no solo Reznor hace tiempo que dejó de lado el sonido de sus obras más celebradas (lo cuál no es malo de por sí), sino que además se ha convertido en un compositor repetitivo con vicios y tics que parecen incurables, incapaz de crear temas que no den cierta sensación de deja vú. Esto tampoco es novedoso, estos últimos años hemos visto a un Reznor acomodado, la novedad es que parece que haya intentado hacer un amago de innovación en algunos de los temas del disco que nos ocupa, y ha dejado en total evidencia su falta de inspiración.
Así que en Hesitation Marks nos encontramos con una gran mayoría de temas con ritmos y recursos ya sobados por Trent desde hace unos 8 años: Came Back Haunted, Find My Way, Dissapointed, Copy of A (irónico título), etc. En general nos encontramos con un sonido más desnudo de lo acostumbrado y con una claro predominio de la electrónica sobre cualquier otro elemento. Algo así como el Year Zero, pero con el mismo carisma que The Slip (es decir, ninguno). Además el trabajo de Reznor en la parte vocal es especialmente monótono y limitado en sus registros, no sé si conscientemente o es que su voz ya no es la que era (cosa que el inicio de gira de NIN parece confirmar). La predominancia de la electrónica junto a un discreto trabajo del resto de elementos parece intentar imitar el movimiento que hizo Radiohead con The King of the Limbs, pero con un resultado bastante más negativo que el de los británicos.
Por otro lado, tenemos varios temas que parecen ser destellos de innovación de Reznor, pero por desgracia estos resultan tan planos y aburridos como el resto del disco, e incluso ridículos, como es el caso de Satellite, donde Trent parece intentar imitar a Justin Timberlake, con antierótico resultado. Los intentos de llevar la parte electrónica de NIN a un nuevo nivel se cristalizan en temas como Running, que recuerdan a unos The Knife descafeinados. Curiosamente, uno de los temas más apaleados antes de la salida del disco, Everything, resulta ser el único tema capaz de atraer algo la atención del oyente. A pesar de estar orientado al público objetivo de los Green Day post-2000, tiene cierta electricidad que no existe en el resto de temas.
Es tal el desastre de Hesitation Marks que alguno de los remixes resultan ser lo mejor del disco: Oneohtrix Point Never saben darle una atmósfera más acorde a Find My Way y P-Orridge se las ha apañado para resucitar la sosísima While I’m Still Here.
De todas maneras, lo peor de Hesitation Marks no es la repetición de esquemas o los experimentos fallidos. Lo peor es su falta de alma y lo plano que resulta, lo cuál hace que su escucha sea insoportablemente tediosa. No sólo Hesitation Marks es el peor disco de NIN (lo cual parecía complicado tras The Slip), sino que es el peor disco que ha hecho Trent Reznor. Aún con las pocas expectativas que había, la decepción del año.