Desempolvar canciones antiguas y volver a sacarles brillo, o recuperar canciones que fueron inicialmente descartadas es un ejercicio sano y beneficioso siempre que se haga como Nudozurdo han hecho con Ultra Presión. Los madrileños, que a pesar de haber pasado en el último año por horas bajas debido a problemas de salud de uno de sus integrantes —lo que les obligó a cancelar las fechas finales de su gira—, están empeñados en consolidarse como una de las propuestas más interesantes dentro del indie español, gracias a trabajos como Tara Motor Hembra, uno de los mejores discos nacionales de 2011.
Como comentaba, rescatar canciones rechazadas puede ser un éxito siempre que, como en este caso, los criterios de producción hayan sido comunes a todos los temas, y lógicamente, haya tanta calidad como en Ultra Presión. A pesar de ser muy distintos entre sí, los cinco temas de este EP se cohesionan por un sonido mucho más límpido que en anteriores trabajos del grupo, con la voz de Leo Mateos sobresaliendo claramente por encima de la instrumentación. Pero no asustéis, ahí siguen estando las guitarras distorsionadas y la pátina de languidez emocional de las letras de Leo, como demuestra a la perfección el caos ruidista del inicio de Cementerio de Errores, un tema caracterizado por su toque oriental. Tras la leve brisa de Contigo y Sin Ti, una balada menos catártica de lo que habríamos esperado, Chico Promo atrae todas las miradas por su paralelismo con El Hijo de Dios, un retrato de un adicto al vestuario gratuito de las marcas comerciales que se dramatiza al tiempo que la instrumentación va cargándose de tensión. Por supuesto, la psicodelia quebradiza y despeinada del puente es la clave para que acabemos totalmente hipnotizados. Hasta Que se Parezca se desencorseta de su pop despreocupado recuperando la paranoia y el surrealismo en las letras, y gracias a que las guitarras saben sacar partido de los FX. El tema más raro —si es que esto tiene sentido al hablar de Nudozurdo— es Campamento Dorado, un tema nostálgico que se va arrastrando lentamente con arreglos de teclados, sintetizadores y violines.
Aunque no consiga una entidad tan firme como sus trabajos de larga duración, y parezca dar muestras de que el mundo de Nudozurdo no es tan apocalíptico ni taciturno como se habían mostrado hasta ahora, este EP es un magnífico aperitivo que nos servirá para retener el hambre hasta la salida de su próximo disco.