Obsidian Kingdom + Jardín de la Croix + Fisherman’s Horizon 20/09/13 (Sala Caracol – Madrid)

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Después de casi un año de su debut en larga duración, Obsidian Kingdom arrancaba la gira de presentación de Mantiis, un espectacular álbum donde se dan cabida a mil influencias dentro y fuera del metal, que ellos mismos definen como “una agonía en 14 mordiscos” y que se coló el año pasado en nuestro top de discos nacionales. Para los que no tuvimos la oportunidad de verles teloneando a Cult of Luna a principios de año, la cita era completamente imprescindible.

Los primeros teloneros fueron Fisherman’s Horizon, un cuarteto que trajo a mi cabeza el sonido de Dream Theater por su potente rock progresivo de tintes épicos, ya que de primeras no sabía que eran una banda que se dedica a hacer versiones de videojuegos. Autoproclamándose freakis, el grupo comenzó interpretando los temas de Final Fantasy VII y VIII, y más tarde fue echando la vista atrás a otros legendarios Monkey Island, Donkey Kong, Mario Bros e incluso Tetris, todo ello con cachondas producciones visuales, como la de Jamie LaBrie en forma de Super Mario campando por el Prog Rock World. Su propuesta desenfadada es tiene un potencial interesante y con campo para explotar. Los miembros demuestran buenas capacidades técnicas, no obstante deberían seguir trabajando la coordinación y darles a las versiones mayor empaque y personalidad.

En segundo lugar teníamos a los Jardín de la Croix, los teloneros por defecto en Madrid para grupos de palo progresivo o post. y que aún así, no les había podido ver hasta ahora. Como era de esperar, el cuarteto impresionió con una ejecución avasalladora, funcionando a la perfección como una máquina engrasada; o lo que venimos llamando ser un “tocón”. No obstante, así como pasa en disco, sus interpretaciones parecen demasiado encorsetadas en los mismos recursos. Los guitarristas pasan la mitad del tiempo con las púas en la boca, haciéndonos girar y girar sobre la espiral de sus tappings, mientras que su parte rítmica se desarrolla de forma imponente y casi incapaz de seguir. Aunque la música son matemáticas, a Jardín de la Croix le falta crear narrativa en sus canciones y no ser un combinado de músicos desafiando estar al oyente al estar al 100% para meterse en sus canciones. Afortunadamente, los temas de su último disco ganaron con desarrollos más enfocados.

El directo de Obsidian Kingdom llevó justicia plena a lo conseguido en el estudio. Los barceloneses subieron al escenario y desgranaron los catorces temas de Mantiis, con una puesta en escena sensacional, con una actitud plena y apoyados por la proyección de visuales procedentes de bizarras e inquietantes películas de los albores del cine que acompañaban a la perfección el sentimiento de opresión que consiguen con su sonido. Y hablando del sonido, seguramente éste fue una de las pocas cosas que se pudo mejorar. La batería estaba demasiado alta en detrimento de las voces y las guitarras. Tristemente los solos de guitarra no pudieron despegarse del muro de sonido que atenazó algunas partes. El teclado se reveló como el instrumento fundamental de la propuesta, la clave del cinematismo del disco, encargado de engarzar todos los pasajes con una naturalidad pasmosa y a su vez de dar una fuerza impresionante en las partes más tralleras. Esta parte más brutal de su estilo, que por otro lado es la más genérica (entre riffs cercanos al death y puntuales momentos de frenetismo black-metalero), tiene su mayor valor en ofrecer el mejor contraste a los momentos experimentales e intimistas, que es cuando el grupo brilla con más personalidad que nunca.

En síntesis, el directo de Obsidian Kingdom fue una experiencia muy disfrutable, y cuyo principal valor reside en ser una propuesta tremendamente vanguardista en una escena metalera apolillada y enrocada en repetir los clichés de hace 30 años, como demuestran en este documental sobre la escena catalana, donde precisamente el único entrevistado que pone las cartas sobre la mesa es el Jaime, el batería de Obsidian Kindgom.

Lo que este grupo puede traernos en próximos trabajos es muy, muy prometedor.