La habilidad de Orthodox para experimentar con su primigenio doom hasta los bastos sonidos del free jazz de discos como Amanecer en puerta oscura o Sentencia los convierten en la banda nacional de la que mayores cosas espero en el futuro, ya que cada disco suyo hasta el momento habían rozado la perfección. Teniendo esto en mente, Baal sorprende precisamente por ser hasta la fecha el disco menos arriesgado de la banda sevillana: temas más cortos y directos, con un enfoque doom más clásico en el cual la temática de semana santa parece dejar paso a un concepto mucho más arraigado en la tierra.
A lo largo de 40 minutos, el trío vuelve a demostrar que es capaz de fusionar elementos más clásicos y jazzeros con ese sonido orgánico y libre que tanto les caracteriza, aunque a diferencia de sus trabajos anteriores encontramos tres bloques más diferenciados y no una sucesión de temas más cohesionados como nos acostumbraban. En primer lugar, Alto Padre hará de introducción, siendo el tema menos metálico del disco, con un sonido misterioso y tribal. El grueso del disco serán Taurus, Iatromantis y Hani Ba’al, más sencillos y probablemente orientados al directo, aunque con algún que otro desarrollo más progresivo, con el bajo marcando las progresiones, guitarras que en algunos momentos nos sorprenderán con algún momento disonante y ruiodoso y la inconfundible voz de Marco Serrato, que utiliza tonos algo más melódicos que en su magna obra Gran Poder. Se echa un poco falta la contundencia y la potencia de sus trabajos anteriores, ya que son temas con menos pegada y que quizá no terminan de alcanzar la dureza de trabajos anteriores, si bien son igual de variados y complejos. Por último, el disco se cierra con Ábrase la Tierra, la pieza más larga y potente del disco, monolítica y oscura, mucho más lenta y agresiva, en contrasta con el resto del disco.
En definitiva, Orthodox nos dejan otro buen disco, que si bien pierde un poco el factor sorpresa y a mi parecer no alcanza la calidad de su obra anterior, tampoco desmerece. En lo personal, cuando me apetece escuchar algo de doom salvaje, oscuro y monolítico, acudo a Gran Poder antes que a este Baal, aunque aquellos que se sintiesen oprimidos por lo inaccesible que era el sonido de su primer disco verán en Baal una buena alternativa.