Decididos a reseñar todo lo que nos hemos ido dejando en el tintero, aquí os traemos el último larga duración de los sevillanos Orthodox, con una crítica de nuestro Aristodrigo/El Llanero Solitario.
Orthodox es una banda sevillana con una trayectoria cuanto menos curiosa. En su primer disco, Gran Poder, nos deleitaban con un doom/sludge monolítico con gran influencia del drone, todo ello con su peculiar enfoque temático sobre la semana santa. En su segunda gran duración (Amanecer en Puerta Oscura) amplían su sonido con temas que juegan con el jazz más experimental y el ambient, cortos interludios que nos recuerdan a las procesiones de semana santa y algunos temas de doom ruidoso y caótico. Poco después participan en el split Four Burials, en el cual imprimen su personal sello con Heritage, un tema lento y agonizante en el cual dejan de lado la distorsión y el ruido para darle a su música un enfoque más ambiental, aunque más amenazador si cabe.
Y ya puestos en escena, llega su tercer trabajo, Sentencia. Orthodox lo vuelven a hacer y dan una vuelta de tuerca más a su sonido, con un disco de algo más de media hora de duración en el cual pese a no haber apenas guitarras distorsionadas consiguen imprimir una fuerza brutal. Su sonido, ya casi inclasificable y bajo una producción magistral se aleja casi por compelto de aquel primer disco que tanto nos sorprendió para buscar nuevos sonidos fuera del metal y sorpendernos aún más.
El disco se abre con la Marcha de la Santa Sangre, una corta marcha fúnebre que impacta desde su primeras notas, tristes y melancólicas, hasta su estallido en trompetas y redobles de tambor. El segundo tema, Ascensión es el grueso del disco, con más de veinticinco minutos de duración. Los continuos cambios de intensidad, las percusiones, los pianos lacerados y unas voces amenazadoras dan forma a esta larga saeta, todo ello para culminar con un final en el cual con una sencilla batería y un piano logran hacer un doom oscuro y retorcido. Este tema cuenta además con la colaboración de un clarinetista que le da un acabado realmente melancólico a la pieza. Para acabar, …y la muerte no tendrá dominio es el tema instrumental que cierra el disco con unos órganos furiosos bajo el lema «ego non baptizo te in nomine patri sed in nomine diaboli», últimas palabras de Abah antes de sucumbir.
En definitiva, uno disco fresco y sorpendente, muy oscuro y con un ambiente opresivo. Si acaso tuviésemos que buscarle algún defecto, probablemente sea su duración, ya que el disco se hace muy corto. Es posible que resulte complicada su escucha por lo poco convencional que resulta, aparte de que aquellos que busquen un disco de metal como su primer disco pueden quedar decepcionados o confusos. A mí sin duda me ha cautivado.
Marcha de la Santa Sangre
Ascensión
…Y la Muerte no Tendrá Domínimo