Hace mucho que Pearl Jam decidieron quitarse la tristeza y el enfado de un plumazo, abandonar la cara del sabueso ojeroso, desanduvieron el recto camino de actitud grunge (qué lejos quedan esos días contestatarios hacia los medios de comunicación y las empresas de venta de entradas) y volcarse a un otoño positivo y cálido. Un cambio de actitud musical que ya adivinábamos varios discos atrás y que parece ser reflejo de un fenómeno propio de la edad. Algunos al envejecer nos hacemos más gruñones, Pearl Jam más gentiles.
A vivir que son dos días
Getaway o el buenrollista rockn’n’roll del tema que da título al disco son claro ejemplo de esta actitud que tanto predominó en su anterior trabajo Backspacer y que aquí sigue presente, dejando a Mind Your Manners solo como el espejismo de ese punk riot que tanto nos rememora el Spin The Black Circle. Como ya esperábamos, Ligthing Bolt se presenta como un disco tremendamente heterogéneo, que comparte graves aires antiguos con estilos más desenfadados, incluso en el contexto mismo de la canción, como sucede con el destacado Father’s Son. La primera mitad del disco, solo trabada por la balada Sirens —que podría haber sido algo muy grande de no ser por ese indolente AOR de manual que se hace cargo del desarrollo del tema—.
Un atardecer que calienta corazones
A partir del ecuador que marca Infalible, que parece tomar prestado un colorido espíritu pop noventero, Pearl Jam emprenden su paso más arriesgado: explorar en todas direcciones; terrenos mucho más escabrosos en los que conseguir el éxito, pero para mi gusto, mucho más interesantes que lo que en esta casa venimos llamando “rock de padres”. Las delicadas formas de Pendulum emocionan, Swallowed Whole nos regala sonrisas y buenos recuerdos, Let The Records Play se viste de cabaret puteresco para el homenaje al blues de Tom Petty y Sleeping By Myself nos dibuja en un atardecer de playa en el que calentar nuestros corazones. Las baladas Yellow Moon y Future Days cierran el círculo del optimismo aquí y ahora. No son los Pearl Jam que en su día se hicieron un hueco en tu negro corazón de grunge inadaptado, pero tú tampoco eres el mismo, y si no has tardado en darte cuenta como le pasó a Jacob Bannon, Pearl Jam siguen siendo reales.
Un disco al que volver
Con Lighting Bolt Pearl Jam han entrado oficialmente en el club de los viejos rockeros, con todo lo que ello conlleva. Iconos, reconocidos por ser uno de los grupos más importantes del último cuarto de siglo, pero relegados a una zona donde les damos manga ancha, donde sabemos que nadie debería exigirles sorprender o brillar más que jóvenes promesas, pero de los que sí esperamos una buena ración de temas memorables y cosquillas en las partes bajas. Con Ligthing Bolt, a pesar de estar de estar muy lejos del nivel que los catapultó a lo más alto en los 90, han conseguido su objetivo. Un disco que invita a volver y a sentirte en casa.