En SuicideByStar arrancamos una nueva sección donde varios colaboradores de la web nos contarán sus primeras impresiones sobre algunos de los lanzamientos discográficos más relevantes (relevantes nivel SBS, claro está). Y nada mejor que arrancar esta sección que con uno de los pelotazos de este año en el mundo black metal: el último disco de Deafheaven: New Bermuda.
Que se casen la ponzoña y el bonitismo, pero que no lo llamen blackgaze (Rememorama)
Si Sunbather se arraigaba en la transversalidad de dos géneros como el black-metal y el post-rock, el árbol evolutivo de New Bermuda la lleva más allá con un crecimiento longitudinal, integrando nuevos territorios sonoros: desde los riffs y solos al más puro estilo thrash-metal de Come Back hasta los momentos donde el emo se da la mano con la ponzoña, como sucede en Gifts For The Earth. Nunca hasta ahora los negros fueron tan negros ni los blancos tan blancos. Haciendo gala de un manejo de la armonía y la melodía completamente brillante, Deafheaven nos sacuden con algunos de los momentos más vertiginosos y monstruosos de su carrera, para a continuación liberar la presión y destrenzar el nudo, consiguiendo fugaces visitas al plácido Valhala de los shoegazers. Ya no importa discutir sobre los elementos de la receta, el resultado es algo más que la suma de las partes.
Que el hype no pare (Tharandur)
Los discos posteriores a un «pitchforkazo» son claves en el devenir de cualquier banda, y en muchos casos sirven para demostrar si la banda fue flor de un día o si marca el inicio de una carrera fulgurante. Para los amantes del Sunbather es una alegría saber que nos encontramos con el primer caso: Deafheaven dan un paso hacia delante con New Bermuda llevando su mezcolanza de géneros más allá y mejor: ahora todos los ingredientes (tanto viejos como nuevos) se entremezclan de manera más orgánica sin perder ni un ápice de su característica épica y emoción. Sin duda uno de los discos del año y la confirmación de que Deafheaven aspiran a absolutamente todo.
Deafheaven: The Best Of (Jolocho)
Logran ser tan concretos (adiós interludios) como en el debut, y a la vez tan arriesgados o más que en su anterior referencia. Siguen sumando elementos (ahora meten influencias thrash en las guitarras), los siguen mezclando y siguen aspirando a más. Son los aciertos y desaciertos de su discografía, potenciados. A veces se pasan de obvios componiendo y logran hacer manidos recursos que empleados con más tino habrían contribuido más a los cortes. Vamos, que se les ve el «truco» más que nunca: hay momentos en el que todo se vuelve un pastiche de blastbeats, shrieks, guitarras thrash y piano. Sin hilo conductor. Hay ratos que pueden humillar la sensibilidad del oyente. Esto les ha pasado sobre todo en las composiciones en las que han probado nuevos territorios: Baby Blue nos lacera con una nueva clase de aburrimiento en forma de interludio de 10 minutos y Gifts to the earth es sosa y complaciente. Los otros tres temas son buenos. Luna es increíble. Ningún fallo grave; es de elogiar su esfuerzo por intentar mejorar a cada disco.