Radio Moscow es uno de los cientos de grupos que forman parte de este revival de blues y rock setentero que nos ha avasallado en los últimos años y la verdad es que, al menos para mi, hasta este álbum eran justamente eso: un grupo de greñudos más. La banda sonaba bien y sus dos primeros discos son, con su blues garagero, bastante recomendables para los amantes de los guitarrazos, pero si nos ponemos exigentes les faltaba un poco de «punch» y un toque que les hiciera dar el paso definitivo a la primera fila y que parecen haber obtenido para este nuevo trabajo.
ÁCIDO Y FLUIDEZ MENTAL
El sonido del grupo solo ha dado un pequeño viraje pero parece que era lo único necesario para dar un paso de gigante hacia delante. Abandonando la suciedad en los riffs de sus primeros trabajos y fijándose más a las leyendas de la psicodelia —es inevitable que Electric Ladyland o Cream vengan a la mente varias veces— han conseguido un sonido que puede pecar de clásico para los menos puristas pero que ha permitido que el grupo saque de sus instrumentos todo su potencial. Parker Griggs, uno de los guitarristas del momento parece imbuído del espíritu de Hendrix y como si de un avatar del blues se tratase da un recital de energía y sentimiento con el instrumento. Además, mejor acompañado que nunca por la batería y el bajo, ofrecen unas jams dignas de los hermanos Allman y un sonido grupal más equilibrado.
El hecho es que Radio Moscow se han sacado de la manga un disco en el top blues/rock psicodélico del año con una propuesta clásica potentísima que no decepcionara a los amantes de los 70 y los sonidos americanos.