Una de las corrientes que podrían haber evitado el colapso del metal alternativo a principios de siglo era la que tomaba la bifurcación de la música progresiva. Es una pena que grupos tan talentosos como Fair To Midland, Opus Däi o Karnivool hayan tenido tan poco éxito a nivel comercial —paradójicamente, otros como Dredg acabaron siendo víctimas del mismo éxito— y la formación de una escena del alt-prog-metal quedara finalmente en agua de borrajas. Rishloo son otro ejemplo más, otra brillante banda que en 2012 se iba casi por la puerta de atrás tras el abandono de su vocalista Drew Mailloux. El trío restante continuó de forma instrumental bajo el nombre de The Ghost Apparatus, pero afortunadamente poco tiempo después Drew volvía a subirse al barco.
La forma del alt-prog que nunca llegó
Aunque no lo he leído de boca del grupo, Living As Ghosts With Buildings As Teeth tiene mucho de las ideas forjadas en el tiempo de The Ghost Apparatus, y algún tema reconvertido como Winslow. Lo que no cabe duda es que es la mejor vuelta que uno podría esperar del grupo. Sorprendentemente, el periodo de retiro no ha impedido a Mailloux mostrarse con las mejores aptitudes vocales hasta la fecha; y a nivel compositivo Rishloo están en lo más alto.
Complejo y diverso, el cuarto disco de los norteamericanos parte de sus antiguos posos de A Perfect Circle y ahora el grupo nos lleva a terrenos ya concebidos por The Mars Volta, donde las dinámicas y la percusión llevan el pulso de los temas jugando entre la sutileza y la hiperactividad. Ello propicia mayores espacios para que el apartado instrumental no se cargue con el protagonismo melódico si no que por el contrario lo envuelva y adorne, hablando con sus silencios y recreando la forma del cuerpo a través del traje. Todo queda imbuido de una epicidad y una pasión radiante e inteligente. No puedo evadir la referencia a Queen y a la teatralidad de Dark Charades aunque con unas coordenadas mucho más oscuras y que nacen del concepto del disco, demasiado críptico como para poder captarlo con una lectura lineal pero que sugiere conceptos como el vacío existencial, la pérdida del rumbo en el tecnificado mundo moderno y la virtualización de la realidad.
Eliminar barreras y volver por la puerta grande
Como un dado de ocho caras de diferentes colores cargado con temas tan brillantes como Landmines —su recta final podría hacer hervir de placer a frígidos corazones—, Winslow —carne de top anual— o Just A Ride —un broche final que podría servir de single más radiable—, Living As Ghosts With Buildings As Teeth se convierte en un trabajo de referencia obligada y sin puntos débiles. Solo podríamos achacar que a pesar de lo saludable que ha sido evitar las barreras autoimpuestas, el grupo todavía podría haber puesto un plus más de esa exquisita locura que a veces gastan y que esperemos que reserven para su siguiente trabajo.