Con Sea At The Dying Dhow, *shels se confirmaron con una banda a seguir muy de cerca por todos los amantes de los sonidos post-rockeros, algo realmente destacable si tenemos en cuenta que este era su primer disco. Plains of The Purple Buffalo es el título elegido para el trabajo que debería confirmar que el debut de *shels no fue ningún espejismo, sino el inicio de una prometedora carrera. Por suerte nos encontramos con esta última opción.
En Plains of The Purple Buffalo, la banda ha intentado ir más allá con un hermoso disco conceptual basado en la leyenda Lakota de la Mujer Búfalo Blanco, aunque ésta es sólo una excusa para profundizar en la mitología de los nativos americanos mediante el viaje del búfalo púrpura que titula el disco. Estas influencias “indias” son más notables en las letras que en la música en sí, salvo en algún detalle (las voces de fondo en Visions Quest).
En el plano musical nos encontramos con un sonido vagamente postrockero, pero que va cambiando de estilo según le conviene y llegando a transcender del género, jugueteando a veces con momentos puramente ambientales y atmósferas intimistas, y otras veces abrazando sonidos pesados, como en el engañoso comienzo metalero del disco (el tema más duro del álbum de lejos). La característica que une los cambios de estilo de *shels son sus atmósferas, siempre serpenteando entre momentos grandilocuentes y otros más melancólicos. Los primeros generalmente apoyados sobre coros (elemento que se convierte en una constante a lo largo del disco) y multitud de instrumentos que sirven para reforzar la epicidad de estos (violines, trompetas, etc.).
La voz del cantante, a pesar de demostrar a lo largo del álbum ser bastante polivalente, suele sonar limpia y es usada en multitud de ocasiones como acompañamiento de las melodías mediante tarareos. También hay que destacar el trabajo del resto de instrumentos, que saben adaptan a todos los registros del álbum, especialmente en el caso de las guitarras. Si tuviese que destacar sólo una canción, sería Butterflies On Lucy’s Way, un tema precioso y pegadizo, que consigue deslumbrar en un disco con una calidad media sobresaliente, lo que convierte al tema en un clásico casi instantáneo.
Es díficil resumir en pocas líneas la riqueza sonora que han logrado *shels en su último disco. Han conseguido llevar al plano musical el concepto subyacente al álbum: un viaje largo lleno de multitud de eventos memorables, tantos y tan relevantes, que es muy difícil destacar alguno sobre otro, convirtiendo el viaje (y por tanto, al disco también) en una experiencia digna de ser vivida. Uno de los mejores discos que nos deja este 2011.